“Dame, hijo mío, tu corazón, Y miren tus ojos por mis caminos.” (Proverbios 23:26) Primero te dicen que vivas tu vida como quieras, sé feliz, sé libre, tu cuerpo es tuyo, no le rindas cuentas a nadie, sí, ¡haz tu vida a tu manera! Tiempo después acudes al psicólogo (o quien sea) con los pedazos de tu vida bastante maltrecha, y descubres que el psicólogo (o quien sea) no los puede pegar, y lo que es peor, que todos esos vanos consejeros no se harán cargo de todas las necias decisiones que tomaste libremente y sin culpa... pero al final te tienes que hacer cargo de tu vida, y la verdad es que la mentira (que tomaste por virtud) parecía prometedora al principio, cuando eras un/a adolescente, pero después, cuando las cosas crecieron, te diste cuenta que la moral de las buenas costumbres, los sanos consejos de buenos padres, conforme a una vida forjada a la luz de los preceptos cristianos, son un camino de paz y el dique de contención frente a todo ese mal que ha crecido ...
La amistad con Jesucristo... "Si como a la plata la buscares, Y la escudriñares como a tesoros, Entonces... hallarás el conocimiento de Dios. Porque el Señor da la sabiduría, Y de su boca viene el conocimiento y la inteligencia. El provee de sana sabiduría a los rectos;... Cuando la sabiduría entrare en tu corazón, Y la ciencia fuere grata a tu alma, La discreción te guardará; Te preservará la inteligencia..."