Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de enero, 2024

INVITACIÓN EXTRAORDINARIA

    La mayoría de la filosofía y psicología de nuestro mundo, ofrece mejoras para tu vida. Pensamientos más elevados y una vida de virtud es posible, aun sin tener en cuenta a Dios en sí. Si sos una persona que busca ser, vivir y estar mejor, podes llegar bastante lejos con una buena moral y suficiente autodisciplina. Incluso, si sos una persona con un sano sentido de la trascendencia, podes tener una vida bastante completa, si además reconoces que hay un Dios que es la fuente de toda razón y justicia.  Hasta acá estamos dentro de lo ordinario. ¿Dónde estaría lo extraordinario entonces? ¿Para qué sería necesario hablarte del evangelio de Cristo si podés arreglártelas solo/a? Todos creemos que vamos bien, en la medida que logramos lo que deseamos. Por eso la felicidad está tan ligada al éxito material. Pero alguien dijo una vez, que un hombre que se tiró del piso número 100 de un edificio, cuando ya iba por el piso 50 aún decía, “hasta acá voy bien” . Sabemos que la muerte es una sent

LA PARÁBOLA ESCONDIDA

  Siglos antes del nacimiento del Señor Jesús, en el libro de Eclesiastés, en el capítulo 9:13-17, se lee: “También vi esta sabiduría debajo del sol, la cual me parece grande: una pequeña ciudad, y pocos hombres en ella; y viene contra ella un gran rey, y la asedia y levanta contra ella grandes baluartes; y se halla en ella un hombre pobre, sabio, el cual libra a la ciudad con su sabiduría; y nadie se acordaba de aquel hombre pobre. Entonces dije yo: Mejor es la sabiduría que la fuerza, aunque la ciencia del pobre sea menospreciada, y no sean escuchadas sus palabras. Las palabras del sabio escuchadas en quietud, son mejores que el clamor del señor entre los necios.” A través de las Escrituras veo una parábola escondida en ese pasaje. Dice la Escritura en Proverbios 25:2 “Gloria de Dios es encubrir un asunto; Pero honra del rey es escudriñarlo.”, te invito a considerar el siguiente escudriñamiento. “… vi esta sabiduría debajo del sol, la cual me parece grande: una pequeña ciudad, y

La lucha espiritual

" Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán." (Lucas 13:24) Todos luchamos. Luchamos por metas, por sobrevivir, y contra nuestras debilidades. La lucha no es opcional, vamos a tener que luchar cada día, o sea que no podemos elegir no luchar, pero sí podemos elegir por qué luchar, y para quién . Todos tenemos fuerzas. Si sabemos qué es lo que motiva nuestras fuerzas, podremos descubrir qué está dominando nuestro interior. ¿Quién domina tus pensamientos y deseos? ¿Los medios de comunicación, las redes, los "influencers", tus amigos? ¿Los artistas, películas y publicidad? ¿El anhelo de ser importante, de ser rico, de ser aplaudido? Dice un proverbio que el perezoso ni siquiera se llevará el tenedor a la boca. O sea, ni siquiera llegará a recibir el bocado de alimento que puede sustentarlo. Cuando decimos que las palabras de Jesucristo son una verdad que nos hace libres, el perezoso espiritual, ni siquiera abr

La Parábola Clave

Parábola del sembrador 1Otra vez comenzó Jesús a enseñar junto al mar, y se reunió alrededor de él mucha gente, tanto que entrando en una barca, se sentó en ella en el mar; y toda la gente estaba en tierra junto al mar.  2 Y les enseñaba por parábolas muchas cosas, y les decía en su doctrina: 3 Oíd: He aquí, el sembrador salió a sembrar; 4 y al sembrar, aconteció que una parte cayó junto al camino, y vinieron las aves del cielo y la comieron.  5 Otra parte cayó en pedregales, donde no tenía mucha tierra; y brotó pronto, porque no tenía profundidad de tierra. 6 Pero salido el sol, se quemó; y porque no tenía raíz, se secó.  7 Otra parte cayó entre espinos; y los espinos crecieron y la ahogaron, y no dio fruto. 8 Pero otra parte cayó en buena tierra, y dio fruto, pues brotó y creció, y produjo a treinta, a sesenta, y a ciento por uno. 9 Entonces les dijo: El que tiene oídos para oír, oiga. 10 Cuando estuvo solo, los que estaban cerca de él con los doce le preguntaron sobre la par

¿Quién puso a Jesús a en la cruz?

  Anoche mientras continuaba mi lectura del libro de Erich Sauer, “En la Palestra de la Fe”, un pasaje me hizo detener la lectura. “Ustedes son los que han colocado aquí a Cristo, en este sufrimiento indecible. No hay que mirar alrededor buscando: ustedes mismos son” . Es difícil admitir que uno es parte de los que pusieron a Cristo en la cruz. Pero es totalmente cierto. “Porque primeramente os he enseñado lo que asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras” (1 Corintios 15:3). La causa de que Cristo diera su vida en la cruz, no fue que el Padre lo envió, su nacimiento fue el medio para salvarnos, porque Dios es la causa de la gracia y del perdón. Pero la causa, la causa de que Cristo tuviera que morir, no es otra que el pecado que está en cada uno de estos vasos precarios que habitamos quienes “éramos por naturaleza hijos de ira, lo mismo que los demás” (Efesios 2:3). Detestamos ser confrontados con nuestras responsabilidades. Odiamos que se

¿Qué les da valor a las palabras?

  ¿Tienen valor las palabras? Por sí solas, es obvio que no. Sean dichas o escritas, nunca se daría valor a un libro por la cantidad de palabras que use, ni jamás se daría valor a un discurso por la mayor o menor cantidad de palabras que se digan en él. Está claro que las palabras no valen sino por lo que dicen, y, por sobre todo, por quién las dice. Quién es el que habla es fundamental. “Te quiero”, en las palabras de una madre hacia su hijo, tiene mucho más valor que esas mismas palabras dichas por una maestra al mismo niño, por poner un ejemplo. Mismas palabras, diferente valoración. Incluso podemos afirmar, que la persona que nos habla es más importante incluso que las palabras. Y esto es cierto en particular cuando hablamos de una promesa. Si un político promete terminar con la pobreza, esas palabras tienen escaso valor para cualquier persona con la suficiente experiencia en la vida. Pero si el Creador del universo promete poner fin a este mundo como lo conocemos hoy, esas