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Mostrando entradas de octubre, 2017

LA FELICIDAD

LA FELICIDAD ¿DE DÓNDE VIENE? El hombre no sabe quién es, en tanto desconoce quién es Dios. Un buen acercamiento es considerar nuestro cuerpo mortal que se transformará en polvo, y compararlo con la grandeza de las galaxias, los sistemas solares y las maravillas de la creación. Mientras el ser humano librado a las fuerzas naturales es reducido a un puñado de cenizas, la Omnipotente mano del Creador sostiene todas las cosas, visibles e invisibles. En vista de esta realidad, el sabio entiende su humilde condición, su frágil existencia, y su tremenda necesidad del Dador de la vida. Por el contrario, el insensato, como enseña la Escritura, se muestra confiado e insolente. Cuando el hombre y la mujer entienden quién es el Creador, tienen la oportunidad de entrar en una relación con Él, en la cual, ese Dios que desea redimirlos de la muerte, ha venido para llamarnos a ser parte de su reino, porque su sola voluntad así lo ha querido (por gracia):

Burlarse de Dios

La necedad de esta generación se muestra en su burla hacia la revelación bíblica del Juicio de Dios, mientras grita a los cuatro vientos por Justicia. En 1853 el preámbulo de la Constitución argentina plasmó la siguiente afirmación: " Dios fuente de toda razón y justicia ". No porque quedaba bonita, sino porque se tenía un claro sentido de dependencia de la Autoridad Suprema que sostiene todas las cosas, visibles e invisibles y justifica el derecho y el deber.  Sin embargo, los tiempos han cambiado, y cada vez más personas tratan de negar a ese Dios y quitarlo de todos sus pensamientos, sin embargo, la Razón y la Justicia seguirán demandando a la conciencia humana, la cual al aceptar que debe hacerse justicia y honrar a la verdad, se expone a sí misma a la lógica que sostiene todo el universo moral del ser humano y la Historia: el Juicio de un Juez Supremo que " pagará a cada uno de acuerdo a sus obras ". Veamos a través de la Escritura un poco

EL Gozo de la Fe

“Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos, para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros, que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero. En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo, a quien amáis sin haberle visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso; obteniendo el fin de vuestra fe, que es la salvación de vuestras almas.” (1 Pedro 1:3-9) El gozo del Espíritu es la