"Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán." (Lucas 13:24)
Todos luchamos.
Luchamos por metas, por sobrevivir, y contra nuestras debilidades.
La lucha no es opcional, vamos a tener que luchar cada día, o sea que no podemos elegir no luchar, pero sí podemos elegir por qué luchar, y para quién.
Todos tenemos fuerzas. Si sabemos qué es lo que motiva nuestras fuerzas, podremos descubrir qué está dominando nuestro interior.
¿Quién domina tus pensamientos y deseos? ¿Los medios de comunicación, las redes, los "influencers", tus amigos? ¿Los artistas, películas y publicidad? ¿El anhelo de ser importante, de ser rico, de ser aplaudido?
Dice un proverbio que el perezoso ni siquiera se llevará el tenedor a la boca. O sea, ni siquiera llegará a recibir el bocado de alimento que puede sustentarlo. Cuando decimos que las palabras de Jesucristo son una verdad que nos hace libres, el perezoso espiritual, ni siquiera abrirá su Biblia para leer los evangelios, no porque no tenga fuerzas o carezca de la capacidad para leer o que le lean, sino porque aquello que lo está dominando, lo aparta de esa fuente de vida, que son las palabras del Salvador. Por esa razón, es necesario esforzarnos para entrar por "la puerta angosta", que nos aparta de los dominios del engaño de este mundo de apariencias, hipocresías y vanaglorias. Porque, "el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre." (1 Juan 2:17).
"Esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús", fue el consejo del apóstol Pablo a Timoteo.
Todos podemos.
"Y ahora, hermanos, busquen su fuerza en el Señor, en su poder irresistible. Protéjanse con toda la armadura que Dios les ha dado, para que puedan estar firmes contra los engaños del diablo. Porque no estamos luchando contra poderes humanos, sino contra malignas fuerzas espirituales del cielo, las cuales tienen mando, autoridad y dominio sobre el mundo de tinieblas que nos rodea. Por eso, tomen toda la armadura que Dios les ha dado, para que puedan resistir en el día malo y, después de haberse preparado bien, mantenerse firmes. Así que manténganse firmes, revestidos de la verdad y protegidos por la rectitud." (Efesios 6:10-14 DHH).
Bendiciones.
N. M. G.
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