La Revelación “Padre justo, el mundo no te ha conocido, pero yo te he conocido, y estos han conocido que tú me enviaste. Y les he dado a conocer tu nombre, y lo daré a conocer aún, para que el amor con que me has amado, esté en ellos, y yo en ellos.” (Juan 17:25-26) La enseñanza y la revelación, son dos caras de una misma moneda. La enseñanza se recibe y es objetiva, o sea, es algo concreto, una cierta información que me han dado o que he hallado. Pero la revelación es subjetiva, sólo la persona puede ser consciente en su íntima convicción de las cosas que se desprenden de esa enseñanza. Lo voy a explicar. Por ejemplo, tenemos la Biblia, un libro con muchísima información, historias, personajes, enseñanzas, etc. Podemos estudiar su contenido y conocer lo que dice, pero, la misma Biblia, y el propio Señor Jesús nos enseña, que hay cosas que deben sernos reveladas. Así leemos: “En aquella misma hora Jesús se regocijó en el Espíritu, y dijo: Yo te alabo, oh Padre, Señor del ciel...
La amistad con Jesucristo... "Si como a la plata la buscares, Y la escudriñares como a tesoros, Entonces... hallarás el conocimiento de Dios. Porque el Señor da la sabiduría, Y de su boca viene el conocimiento y la inteligencia. El provee de sana sabiduría a los rectos;... Cuando la sabiduría entrare en tu corazón, Y la ciencia fuere grata a tu alma, La discreción te guardará; Te preservará la inteligencia..."