"El siguiente día vio Juan a Jesús que venía a él, y dijo: He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo." (Juan 1:29)
"Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él." (2 Corintios 5:21)
El anhelo de justicia es un sentimiento moral. Eso hace que todo ser humano quede sometido al justo juicio que emite la sentencia que exige castigar al culpable y absolver al inocente.
Luego, el evangelio, viene a darnos una esperanza frente a nuestra culpabilidad universal, es decir, de cada ser humano. Sólo cuando se admite esta verdad autoevidente y manifiesta en toda sociedad (esto se expone claramente en los primeros tres capítulos de la carta del apóstol Pablo a los romanos *), se puede pasar a comprender el valor y necesidad del mensaje que predica una justicia otorgada gratuitamente al pecador que pone su confianza en Aquel que pagó por su rescate (Romanos 5:1).
Por eso, escrito está:
4 Cuando la gente trabaja, el salario que recibe no es un regalo sino algo que se ha ganado; 5 pero la gente no es considerada justa por sus acciones sino por su fe en Dios, quien perdona a los pecadores. 6 David también habló de lo mismo cuando describió la felicidad de los que son declarados justos sin hacer esfuerzos para lograrlo:
7 «Oh, qué alegría para aquellos
a quienes se les perdona la desobediencia,
a quienes se les cubren los pecados.
8 Sí, qué alegría para aquellos
a quienes el Señor les borró el pecado de su cuenta»
(...)
21 Abraham estaba plenamente convencido de que Dios es poderoso para cumplir todo lo que promete. 22 Y, debido a su fe, Dios lo consideró justo. 23 Y el hecho de que Dios lo considerara justo no fue solo para beneficio de Abraham, sino que quedó escrito 24 también para nuestro beneficio, porque nos asegura que Dios nos considerará justos a nosotros también si creemos en él, quien levantó de los muertos a Jesús nuestro Señor. 25 Él fue entregado a la muerte por causa de nuestros pecados, y resucitado para hacernos justos a los ojos de Dios. (Romanos capitulo 4. Nuevo Testamento - NTV)
La incomparable alegría de un vil pecador a quien su Señor le ha perdonado toda su deuda moral es hallada solamente en el bendito evangelio de nuestro amado Señor Jesucristo.
Amén.
N.M.G.
(*) "Por lo cual eres inexcusable, oh hombre, quienquiera que seas tú que juzgas; pues en lo que juzgas a otro, te condenas a ti mismo; porque tú que juzgas haces lo mismo. Mas sabemos que el juicio de Dios contra los que practican tales cosas es según verdad. ¿Y piensas esto, oh hombre, tú que juzgas a los que tal hacen, y haces lo mismo, que tú escaparás del juicio de Dios? ¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento?" (Romanos 2:1-4)
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