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Mostrando entradas de julio, 2024

El galardón de Dios, escondido en el evangelio

  Antes de la acción es el deseo. Toda empresa humana comienza en el deseo de hacer algo. El deseo de comer estimula el trabajo de quien busca la manera de obtener su sustento. Así también, el deseo de enriquecerse y tener muchos bienes, mueve a la gente a esforzarse por ganar más dinero, etc.  Hay deseos de gloria terrenal, como ganar una competencia deportiva, y hay deseos de gloria celestial, como el recibir la aprobación del Dios eterno. Nadie discutirá que el mundo entero corre tras la carrera de los deseos terrenales. Todo joven tratará de satisfacer sus deseos de ser reconocido, admirado y estimado por ser el mejor en algo, tener lo mejor de algo, conocer más de algo, etc., etc. Aquí el deseo actúa como un llamado al éxito del ego. "Ser grande", es el anhelo de toda persona que lucha por algo.  Sobre estos deseos terrenales en relación a cosas lícitas, y de buena reputación, la Escritura nos enseña que su gloria es pasajera, se recibe una "corona corruptible"

La Victoria de Dios

  ¡MÁS QUE VENCEDORES! Palabra profética: "De la mano del Seol los redimiré, los libraré de la muerte. Oh muerte, yo seré tu muerte; y seré tu destrucción, oh Seol; la compasión será escondida de mi vista." (Oseas 13:14 - Antiguo Testamento) "El que se gloría, gloríese en el Señor" , escribió el apóstol Pablo. Las personas se pueden jactar y gloriar en sus logros personales, es natural. Pero el cristiano, se gloría en que a pesar de sus defectos y derrotas, a pesar de sus pecados, a pesar de su debilidad y mortalidad, tiene un Salvador, uno que venció verdaderamente, el cual le ha dado como regalo de un Padre a su hijo, la victoria que anhela todo ser humano. Por eso está escrito: "... gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo." ¿De qué victoria está hablando? Leamos: " Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad. Y cuando esto corruptible se ha

Revelación espiritual

  El testimonio interior del Espíritu a nuestra conciencia “Si me buscan de todo corazón, podrán encontrarme. Sí, me encontrarán —dice el Señor—.” (Jeremías 29:13-14) “… no andando con astucia, ni adulterando la palabra de Dios, sino por la manifestación de la verdad recomendándonos a toda conciencia humana delante de Dios.” La carta del apóstol Pablo a los romanos dice en Romanos 8:16 que “El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios.” Esta afirmación es comprobable, solo por la experiencia personal de quienes, como la enseñanza del propio Señor Jesús lo dice, nacieron de nuevo, del Espíritu (Juan cap 3). Así como puedo saber que he llegado al lugar al que me dirigía cuando lo veo, así también, podré saber que mi fe ha nacido de la Palabra de Dios (y no de ideas, creencias y filosofías humanas), cuando pueda ver la realidad espiritual profunda de la que habló el Señor Jesús cuando dijo: “Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre;