La misión fundamental en la vida de todo hombre y mujer es buscar la verdad de Dios de tal manera que cuando la hora de la muerte les llegue no tengan que enfrentar un "demasiado tarde"...
Las noticias llegan por medio de las paginas web de los diarios, en el oriente guerrillas islámicas degüellan a un rehén francés en represalia contra los ataques occidentales contra sus puestos, en occidente (Argentina) hallan el cuerpo de una adolescente asesinada en una bolsa que fue arrojada en un basural luego de ser matada a golpes en una fiesta por otros jóvenes; los columnistas dirigen sus criticas contra el gobierno y sus funcionarios corruptos, en mi país, como en cualquier otro; pobreza, enfermedades, suicidios, accidentes, robos, violencia de género, perversión y esclavitud sexual, alcoholismo, drogadicción, depresión, violencia feroz, etc… las noticias de cada día que los que celebran la negación del pecado y el rechazo de Dios no explican como producto de la transgresión cada vez mayor de los mandamientos bíblicos y el temor de Dios, sino como cualquier otra cosa, que se puede argumentar con mil y un párrafos de erudición vana, sin que ello le quite la absoluta impotencia que vive en el seno de los impíos para abrazar el llamado al arrepentimiento que nos hace el único Dios verdadero que nos exige reconocer al único Hombre en la historia de la humanidad que tiene la autoridad para decirnos: “si no creen que yo soy, morirán en sus pecados” (Juan 8:24)
Las notas más altas de maldad que
llenan los titulares de los medios cada día no son sino parte de una misma
melodía, aquella que surge de un instrumento roto, un instrumento que rechaza
ser dirigido por el Maestro. Podemos reconocer que somos como un instrumento
desafinado que no hemos podido dar con las notas de la “partitura divina”, o
morir sin jamás llegar a imaginar el canto de los ángeles al entender la siguiente afirmación del Señor Jesús: “… os digo que hay gozo delante de los
ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente.” (Lucas 15:10)
Las noticias pasan, y lo pasajero
nos llama a considerar lo que ha de ser para siempre… el arrepentimiento sólo es posible en esta vida (ver: Lucas 12:20; 16:27-31; 23:40; Juan 3:18; 2 Corintios 6:2)
"Respondiendo Jesús, les dijo: ¿Pensáis que estos galileos, porque padecieron tales cosas, eran más pecadores que todos los galileos? Os digo: No; antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente.
O aquellos dieciocho sobre los cuales cayó la torre en Siloé, y los mató, ¿pensáis que eran más culpables que todos los hombres que habitan en Jerusalén? Os digo: No; antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente." (Lucas 13:2-5)
El sello de la muerte imprime a
la vida el anuncio de lo perpetuo y la suerte del destino se debate en cada
elección...
Cada día es un paso hacia lo
eterno... entre trabajos, noticias y almuerzos... cada día es un avance hacia
el misterio que nos fue develado a los que creímos, y creemos.
Y entonces, el tedio de una
rutina engarzada en las cuatro paredes de una oficina se disuelve ante el
poderoso soplido del mensaje de los siglos...
Ven, ven, corre... sigue corriendo,
pacientemente, afirma tus pasos... mira la meta gloriosa que ha traído a los
oídos de la humanidad ese Hombre que lo ha cambiado en un antes y un después...
un Hombre que sudó, sufrió, amó, sangró, lloró y esperó 33 años hasta que llegó
su hora de exclamar: “Consumado es” (Juan 19:30)
Por lo tanto escrito ha sido que "Dios nuestro Salvador,... quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad. Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, el cual se dio a sí mismo en rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su debido tiempo." (1 Timoteo 2:3-6)
Y así como el artista descubre en
el mundo que lo rodea aquellas cosas en las cuales piensa y se recrea, estas
son mis palabras, palabras de un hombre sujeto como vos, a las 24 horas de cada
día, al hambre del mediodía, al cansancio de la noche, a los deseos de
felicidad y a las manos poderosas de Aquel que sostiene la realidad.
¿Y cuál es el ancla de mi razón
en este mundo de maldad, incredulidad y confusión? La fe, la esperanza y el amor que me
mantienen firmemente sujeto al mensaje eterno de Dios.
"Y el mundo pasa, y sus deseos;
pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre." (1 Juan 2:17)
Cree en el Hijo de Dios y hallarás el perdón y la vida, la paz y la verdad, el gozo y la dicha de recibir la reconciliación con el Dios Todopoderoso que te creó. Amén.
N.M.G.
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