Ir al contenido principal

El Triunfo



Descripción de personalidades y algunas de las circunstancias con las que tuvo que tratar y a las que confrontó Jesús, el Mesías:

  •  La casta religiosa más orgullosa, cerrada e hipócrita que pueda existir.

  •  Incrédulos y burladores.

  • Moralistas intransigentes.

  •  Gobernantes corruptos. 

  • Acusadores mentirosos. 

  •  Un jurado injusto.

  • Ejecutores crueles. 

  •  Amigos desertores. 

  •  Un amigo que lo negó públicamente.

  •  Gente avara y vanagloriosa.

  • Seguidores de la reputación y la tradición antes que de Dios. 

  •  Un traidor que lo vendió a cambio de dinero.

  •  Leprosos sanados que no regresaron a agradecerle.
  •  Discípulos que dejaron de seguirlo. 

  •  El asesinato de su primo a manos del poder político.

  • Enemigos que observaron su crucifixión y lo provocaron mientras agonizaba.


Y sin embargo... Él triunfó.

Triunfó sobre todo y sobre todos, porque venció el mal con el bien, la muerte con su vida, el pecado con su gracia, mostrando Dios, públicamente, ante la Historia de la Humanidad, que él es su único Hijo, el Justo, aquel que vino a dar su vida por nosotros, aquellos que podemos ser hallados en cualquiera de esas personas arriba descriptas.
Pero gracias sean dadas a Dios, que nos da entendimiento para que lleguemos a entender que aunque estábamos muertos en delitos y pecados, siendo sus enemigos, Él nos da vida y reconciliación cuando vemos y abrazamos la grandeza de la gloria del Evangelio de Cristo y participamos de esta verdad: sólo quienes se arrodillan humillados a los pies de Jesús, son los que han hallado al verdadero Cristo que "puede también salvar perpetuamente a los que por Él se acercan a Dios" (Hebreos 7:25). Amén.

"Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo." (Juan 16:33 palabras de Jesús)

N.M.G.

Comentarios

Entradas populares de este blog

La doctrina más radical de Cristo

  Radical 1. De la raíz o relacionado con ella. 2.Que afecta a la parte fundamental de una cosa de una manera total o completa.   El Señor Jesús enseñó muchas cosas, entre ellas, el reino de Dios y las parábolas del reino y el juicio, fueron su tema central. Pero de todas ellas, hay una enseñanza que el mismo Señor señaló como fundamento indispensable, sin lo cual una persona no puede ver, ni entrar, en el reino de Cristo. Así, leemos en el capitulo 3 del evangelio de Juan, acerca de uno de los principales entre los judíos de los días de Jesús, que lo buscó de noche para hablar. El relato dice: “Este vino a Jesús de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas señales que tú haces, si no está Dios con él. Respondió Jesús y le dijo: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de nuevo, no puede ver el reino de Dios. Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso entrar por segunda vez en e

Una pregunta de Dios ¡respondida después de miles de años!

"¿Has entrado tú en los tesoros de la nieve, O has visto los tesoros del granizo...?" En el capitulo 38 del libro de Job, se halla el versículo citado en el cual Dios mismo le hace dicha pregunta a Job. Además de lo maravilloso y asombroso de las imágenes que vemos en las fotos que desnudan ante nuestros ojos los secretos que guarda la nieve, resulta humanamente inexplicable que ellas fueran recién descubiertas miles de años después de que fuera escrito aquel libro del Antiguo Testamento. Es decir, o bien estamos ante las palabras de Dios mismo registradas por el hombre, o estamos ante un pasaje que nunca hubiese tenido sentido para nosotros (humanamente conocido) a no ser gracias a este descubrimiento que estamos considerando, un descubrimiento que, ciertamente, ha sacado a la luz esos tesoros de la nieve que ni Job ni ningún hombre de la antigüedad pudieron ver.  Concretamente fue "Wilson Alwyn "Snowflake" Bentley (9 de febrero, de 1865 –

Gozo Inefable, Ferviente y Glorioso

"Bendito el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos,   para una herencia incorruptible, incontaminada e inmarcesible, reservada en los cielos para vosotros,   que sois guardados por el poder de Dios mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo postrero.   En lo cual vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario, tengáis que ser afligidos en diversas pruebas,   para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo,   a quien amáis sin haberle visto, en quien creyendo, aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y glorioso;   obteniendo el fin de vuestra fe, que es la salvación de vuestras almas." (1 Pedro 1:3-9)