Ir al contenido principal

Llamando al Evangelio

Las vanas ilusiones son mentiras para muertos.


Las filosofías y mentalidad superadora del nuevo occidentalismo ateo y materialista se siente autosuficiente con sus premisas siempre y cuando sus proyectos de vida basados en la satisfacción de sus deseos de bienestar, seguridad y consumo se mantengan cubiertos. Sin embargo, frente a las enfermedades incurables, las injusticias insuperables y la muerte, padece un silencio impotente y sin esperanza alguna.
Y la verdad no es lo que aparenta, porque todos vamos camino a la tumba, y aunque nos llamemos dichosos mientras prosperamos en este mundo materialista y exitista, que vive y se desvive por las apariencias, la realidad es que vivimos bajo esa terrible condena de quienes han de perderlo todo, más tarde o más temprano.
Por esto, no es de tontos oír con atención a quienes ponen a las apariencias de esta vida en evidencia, y nos revelan lo que vendrá. 
De modo que si todas tus empresas fracasaran, tu salud empeorara, tus afectos te defraudaran y todas las políticas de los gobernantes resultaran perversas, con todo, en la fe del Hijo de Dios que nos dio testimonio de la verdad, podrías recibir el don más valioso de todos, de tal forma que podrías entender la realidad espiritual que nos lleva a decir con el apóstol:

"Como colaboradores de Dios, les suplicamos que no reciban ese maravilloso regalo de la bondad de Dios y luego no le den importancia. Pues Dios dice:
«En el momento preciso, te oí.
En el día de salvación te ayudé».
Efectivamente, el «momento preciso» es ahora. Hoy es el día de salvación.

Vivimos de tal manera que nadie tropezará a causa de nosotros, y nadie encontrará ninguna falta en nuestro ministerio. En todo lo que hacemos, demostramos que somos verdaderos ministros de Dios. Con paciencia soportamos dificultades y privaciones y calamidades de toda índole. Fuimos golpeados, encarcelados, enfrentamos a turbas enfurecidas, trabajamos hasta quedar exhaustos, aguantamos noches sin dormir y pasamos hambre... Con fidelidad predicamos la verdad. Con el poder de Dios, con armas de justicia a diestra y a siniestra; por honra y por deshonra, por mala fama y por buena fama; como engañadores, pero veraces; como desconocidos, pero bien conocidos; como moribundos, mas he aquí vivimos; como castigados, mas no muertos; como entristecidos, mas siempre gozosos; como pobres, mas enriqueciendo a muchos; como no teniendo nada, mas poseyéndolo todo.." (Segunda Carta de Pablo a los Corintios cap. 6 NTV/RV)
Pueden existir millones de impostores, millones de exitosos que piensan que no necesitan de Dios, millones y millones de lo que quieras, pero sabemos algo con seguridad, todos esos millones morirán, y ese es el único verdadero drama de la humanidad. 
Drama que tiene su respuesta en la promesa del evangelio de Cristo, un mensaje que trae luz aún en las tinieblas de este mundo cargado de maldad. Y no importa tu condición, Dios puede salvarte en un instante, si tan solo dispusieras tu corazón a recibir sus palabras, y entendieras que Él desea que tengas vida, abundante, bendita, eterna, a través de Jesús.

Este es un mensaje de reconciliación con Dios, un llamado a la paz que hallamos en la muerte de Cristo por nosotros. 
Vas a morir igual que todos, la pregunta es ¿vas a abrazar la mentira en el proceso o vas oír este llamado al Evangelio verdadero? No puedo callarme al respecto, es demasiado lo que está en juego, y es demasiando grande el tesoro tras el velo.

Dios te bendiga.


N.M.G.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Las entrañas de nuestro ser, un alma desnuda

  »No hay nada más engañoso que el corazón; no tiene remedio. ¿Quién lo entiende? Yo, el SEÑOR, que examino los pensamientos y escudriño las intenciones del corazón; para darle su merecido a cada uno, la cosecha de las acciones que sembró» . (Jeremías 17:9-10) “Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna.” (Gálatas 6:8) Escribo por la necesidad de compartir algo de suprema importancia. Nada importa más para cada uno de nosotros que su propia alma. Vos y yo somos más que seres vivos. Somos seres con una conciencia y un sentido del destino. Pero además estamos en un mundo de relaciones, de ambiciones y luchas, de logros y problemas, justicia e injusticias, bondad y pecado, salud y   enfermedad, religión y muerte.     El trabajo de salir de nuestra inercia intelectual y apatía espiritual es difícil, muy difícil. Y te lo voy a explicar un poco con palabras prestadas. Escuch...

Lecturas Escogidas: cristianismo auténtico

  Los cristianos, aquellos más allá del nombre, aceptan la suprema y única importancia de Jesús en el propósito de la vida humana, tanto de la vida social como de la persona individual.... Creen que sin Él nada en la vida, ni en los asuntos humanos, tiene algún sentido; sin Él no hay valores permanentes. Para ellos, la cronología común de a.C. (antes de Cristo) y d.C. (después de Cristo); expresa una verdad: la vida de Jesús es el episodio central en la historia de la humanidad según el cual toda la historia debe ser evaluada y juzgada. La verdad del cristianismo no es una doctrina, es una persona. La realidad de Jesucristo es la piedra fundamental de toda la esperanza cristiana. Romano Guardini ha escrito textos reveladores sobre la importancia central de Jesús en la vida, la creencia y el comportamiento cristianos.              “¿Qué es lo más seguro, tan seguro que pueda vivirse y morir por ello; tan seguro que todo pue...

La angustia secreta del hombre moderno

    angustia 1. Aflicción, congoja, ansiedad. 2. Temor opresivo sin causa precisa.    “… tuve envidia de los arrogantes, Viendo la prosperidad de los impíos. Porque no tienen congojas por su muerte, Pues su vigor está entero.” (Salmos 73:3-5)   El evangelio en medio de una sociedad que vive pendiente de las apariencias, no encuentra grietas donde filtrar su mensaje divino. La pretensión de independiente autosuficiencia que han abrazado los hombres y mujeres de la era post-industrial, los ha envuelto en una ficción de invulnerabilidad, en la que el humillarse de corazón y reconocer su necesidad de Dios, es una idea intrusa que pronto convertirá en un enemigo a cualquier religioso de turno que ose entrometerse en la sagrada libertad de su búsqueda de autorealización.   Recuerdo un dicho que dice, “no ves el río de lágrimas, porque le falta una lágrima tuya”. Se ha hablado mucho de la resiliencia de las personas, creo que la mayor resil...