La evidencia nos dice que en esta
vida, en términos absolutos todos somos perdedores, porque todos moriremos, y
no podemos hacer nada para salvar nuestra vida una vez muertos. Pero en el
Evangelio la muerte es vencida, y la victoria se extiende a todos aquellos que
abrazan al vencedor:
"Yo soy el buen pastor; y
conozco mis ovejas, y las mías me conocen, así como el Padre me conoce, y yo
conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas... Por eso me ama el Padre,
porque yo pongo mi vida, para volverla a tomar. Nadie me la quita, sino que yo
de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla, y tengo poder para volverla a
tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre.... Mis ovejas oyen mi voz, y yo las
conozco, y me siguen, y yo les doy vida eterna; y no perecerán jamás, ni nadie
las arrebatará de mi mano. Mi Padre que me las dio, es mayor que todos, y nadie
las puede arrebatar de la mano de mi Padre.
Yo y el Padre uno somos."
(Palabras de Jesucristo en Juan cap 10)
"Así que nunca te avergüences de contarles a otros acerca de nuestro Señor, ni te avergüences de mí, aun cuando estoy preso por él. Con las fuerzas que Dios te da prepárate para sufrir conmigo a causa de la Buena Noticia. 9 Pues Dios nos salvó y nos llamó para vivir una vida santa. No lo hizo porque lo mereciéramos, sino porque ese era su plan desde antes del comienzo del tiempo, para mostrarnos su gracia por medio de Cristo Jesús; 10 y ahora todo esto él nos lo ha hecho evidente mediante la venida de Cristo Jesús, nuestro Salvador. Destruyó el poder de la muerte e iluminó el camino a la vida y a la inmortalidad por medio de la Buena Noticia. 11 Y Dios me eligió para que sea predicador, apóstol y maestro de esta Buena Noticia" (2 Timoteo 2:8-11 NTV)
"Porque o sea yo o sean
ellos, así predicamos, y así habéis creído. Pero si se predica de Cristo que
resucitó de los muertos, ¿cómo dicen algunos entre vosotros que no hay
resurrección de muertos? Porque si no hay resurrección de muertos, tampoco
Cristo resucitó. Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación,
vana es también vuestra fe." (1 Corintios 15:11-14)
"Porque ignorando la
justicia de Dios, y procurando establecer la suya propia, no se han sujetado a
la justicia de Dios; porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo
aquel que cree. Porque de la justicia que es por la ley Moisés escribe así: El
hombre que haga estas cosas, vivirá por ellas. Pero la justicia que es por la
fe dice así: ... Cerca de ti está la palabra, en tu boca y en tu corazón. Esta
es la palabra de fe que predicamos: que si confesares con tu boca que Jesús es
el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás
salvo." (Romanos 10)
Sólo cuando reconocemos el poder
de Dios, y nos damos cuenta de que sólo Él puede dar vida a los muertos, así
cómo pudo crear todas las cosas, podemos confiar por completo nuestra fe en su
Persona, y dejar nuestra alma, nuestro destino y nuestros caminos, en las manos
del Buen Pastor.
Entonces la paz de Cristo, quien
ha quitado la muerte y sacado a la luz la inmortalidad por medio del Evangelio,
anidará en tu corazón con la fuerza de un amor indestructible. Y así llegarás a
ser libre del temor al fracaso y a la muerte, porque comenzarás a vivir la vida
según Dios, cuyo destino es el reino eterno de Cristo, quien dice a los que
creen en su anuncio que Él pagará con "vida eterna a los que, perseverando
en bien hacer, buscan gloria y honra e inmortalidad" (Romanos 2:7)
Porque, como vimos, Él dijo:
"Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen, y yo les doy vida
eterna; y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano."
¿Has oído Su voz?
"Jesús le dijo: —Yo soy la resurrección y la vida. El que cree en mí vivirá aun después de haber muerto. Todo el que vive en mí y cree en mí jamás morirá.
¿Lo crees,...?" (Juan 11:25-26)
¿Lo crees,...?" (Juan 11:25-26)
"Por tanto, no te
avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, ni de mí, preso suyo, sino
participa de las aflicciones por el evangelio según el poder de Dios, quien nos
salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según
el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los
tiempos de los siglos, pero que ahora ha sido manifestada por la aparición de
nuestro Salvador Jesucristo, el cual quitó la muerte y sacó a luz la vida y la
inmortalidad por el evangelio" (2 Timoteo 1:8-10)
N.M.G.
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