"Levantad en alto vuestros ojos, y mirad quién creó estas cosas; él saca y cuenta su ejército; a todas llama por sus nombres; ninguna faltará; tal es la grandeza de su fuerza, y el poder de su dominio.
¿Por qué dices, oh Jacob, y hablas tú, Israel: Mi camino está escondido de Jehová, y de mi Dios pasó mi juicio?
¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance.
El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas.
Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán." (isaías 40:26-31)
El esperar en el Señor y el mantener las fuerzas para continuar van de la mano.
Cuando las metas son terrenales, la esperanza es corta, y como mucho nuestra fuerza concluirá al llegar al objetivo terrenal que nos hayamos trazado. Pero cuando nuestra meta es el Señor (resucitar para estar con Él en su reino), es decir, llegar a verlo y ser tenidos por dignos de estar entre sus "elegidos y fieles" (Ap. 17:14), entonces, nos remontamos como las águilas de Isaías 40:31, más allá de los objetivos mundanos, porque nuestros corazones se elevan por sobre los afectos y circunstancias terrenales, y nuestro día a día se convierte en un infatigable paso firme hacia las moradas eternas. Entonces caminamos, día a día, sin cansarnos, año tras año, porque nuestro ánimo se sostiene "como viendo al invisible".
Esto es andar en el Espíritu, no por vista, sino por la fe que conoce lo que Dios ha preparado para los que le aman (conf. Juan 14:1-3).
Por lo tanto, alégrense y aliéntense vuestros corazones, porque Dios mismo viene con la recompensa para sus ovejas (Isaías 40:10-11).
¿Estás esperándolo a Él?
¿Anhela tu corazón el día en que lo veamos cara a cara? ¿Estás procurando diligentenente que ese día recibas Su aprobación?
¿Es esta verdad la incomparable razón por la que estás corriendo cada día la carrera a la meta suprema del llamamiento de Dios a los que han creído en el Señor Jesucristo (Filipenses 3:8-14, 1 Corintios 9:23-25)?
"La gracia sea con todos los que aman a nuestro Señor Jesucristo con amor inalterable."(Efesios 6:24)
¿Qué produce la gracia en los que aman al Señor con amor inalterable?
Fortaleza de ánimo, longanimidad para perseverar en bien hacer, fervor espiritual, dominio sobre los sentimientos, constancia inclaudicable, son características de quienes buscan la "gloria y la honra e inmortalidad" (Romanos 2:7) que Cristo comparte con sus amigos (conf. Juan 17:22-26).
Y esto no es de nosotros, sino del poder de su fuerza, el cual actúa en nosotros los que verdaderamente creemos a sus palabras y tenemos esta bendita esperanza a la que permanecemos aferrados, como firme ancla del alma. Por esto, escrito está:
"Se alegrarán el desierto y la soledad; el yermo se gozará y florecerá como la rosa.
Florecerá profusamente, y también se alegrará y cantará con júbilo; la gloria del Líbano le será dada, la hermosura del Carmelo y de Sarón. Ellos verán la gloria de Jehová, la hermosura del Dios nuestro.
Fortaleced las manos cansadas, afirmad las rodillas endebles.
Decid a los de corazón apocado: Esforzaos, no temáis; he aquí que vuestro Dios viene con retribución, con pago; Dios mismo vendrá, y os salvará...
Y los redimidos de Jehová volverán, y vendrán a Sion con alegría; y gozo perpetuo será sobre sus cabezas; y tendrán gozo y alegría, y huirán la tristeza y el gemido." (Isaías 35:1-4, 10)
¿Es esta tu esperanza estimado?
Dios te bendiga con paz y gozo en el creer. Amén.
N.M.G.
Comentarios
Publicar un comentario