"¡Qué grande es la riqueza, la sabiduría y el conocimiento de Dios! ¡Es realmente imposible para nosotros entender sus decisiones y sus caminos!
Pues, ¿quién puede conocer los pensamientos del Señor?
¿Quién sabe lo suficiente para aconsejarlo?" (Romanos 11:33-34)
La lógica más incontestable nos dice que el conocimiento produce un cambio de parecer en el ser humano.
Cuando la información real nos permite entender y ver las cosas como realmente son, y no como nos parecía que eran según un juicio de conocimieto superficial, parcial, incompleto, o equívoco, entendemos que a medida que recibimos más información y conocimiento, inevitablemente más cambiamos de opinión sobre las cosas que antes juzgabamos de cierta manera.
Esta reflexión nos permite vislumbrar la inescrutable profundidad del conocimiento verdadero que el Dios omnisciente y eterno tiene de todas las cosas, y nuestra insignificante capacidad para conocer lo necesario como para poder tener la perspectiva y el entendimiento absoluto de Dios.
Así las cosas, cuando predicamos lo que Dios ha revelado, somos sabios al confiar en el juicio de Dios y sus designios, no fiándonos del limitado conocimiento humano, el cual juzga por lo que ven sus ojos, sin saber lo que hay verdaderamente en el corazón humano. Y la Escritura nos revela la verdad:
"Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso; ¿quién lo conocerá? Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras." (Jeremías 17:9-10)
"Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón. Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta." (Hebreos 4:12-13)
"El rey que se sienta en el trono de juicio,
Con su mirar disipa todo mal.
¿Quién podrá decir: Yo he limpiado mi corazón,
Limpio estoy de mi pecado?
Pesa falsa y medida falsa,
Ambas cosas son abominación a Jehová." (Proverbio 20:8-10)
Claramente la verdad sobre el ser humano es que "sabemos que todo lo que la ley dice, lo dice a los que están bajo la ley, para que toda boca se cierre y todo el mundo quede bajo el juicio de Dios; ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado.
Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas; la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia, por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados, con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús." (Romanos 3:19-26)
"... en el día en que Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres, conforme a mi evangelio." (Romanos 2:16)
Es por la realidad de estas verdades que el Señor Jesús declaró a sus oyentes: "¿Pensáis que estos galileos, porque padecieron tales cosas, eran más pecadores que todos los galileos? Os digo: No; antes si no os arrepentís, pereceréis todos igualmente" (Lucas 13:3-5) y también "si no crees que yo soy, moriréis en vuestros pecados" (Juan 8:24).
A la luz de la verdad, conforme al conocimiento de "la balanza" de un Dios que no acepta pesas falsas ni medidas injustas, el ser humano está bajo condenación. Es por esta razón clara e incontestable que Jesús nos ofrece salvación. Si tuvieramos el conocimiento de Dios entenderíamos la gravedad del pecado y la justa ira de un Dios Santo. Por eso, en su amor incomparable, Dios nos ha dado el conocimiento de la verdad para ser salvos, una verdad que está en el testimonio vivo de Jesucristo, a quien podemos oír a través de la Escritura:
"... así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios." (Evangelio de Juan 3:14-18)
Sin dudas, fuera de Cristo, el hombre y la mujer no tienen ni la necesaria justicia, ni la suficiente bondad, ni un corazón completamente puro, que los libre de la justa sentencia condenatoria del perfecto juicio de Dios, ante el cual, hay un final sin esperanza para todos aquellos que rehúsan creer en "el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo", Jesús, el único que dio su vida para que "todo aquel que cree en él, no se pierda", "el que justifica al que es de la fe...":
"Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él. La tierra y el cielo huyeron de su presencia, pero no encontraron ningún lugar donde esconderse. Vi a los muertos, tanto grandes como pequeños, de pie delante del trono de Dios. Los libros fueron abiertos, entre ellos el libro de la vida. A los muertos se les juzgó de acuerdo a las cosas que habían hecho, según lo que estaba escrito en los libros. El mar entregó sus muertos, y la muerte y la tumba[b] también entregaron sus muertos; y todos fueron juzgados según lo que habían hecho. Entonces la muerte y la tumba fueron lanzadas al lago de fuego. Este lago de fuego es la segunda muerte. Y todo el que no tenía su nombre registrado en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego." (Apocalipsis 20:11-15)
Hoy tenes el conocimiento de la verdad frente a vos. Se te ha dado testimonio. Tu libertad está en poder elegir al Dios verdadero revelado en Cristo o rechazarlo. Y es de este conocimiento al que el apóstol Pablo se refirió al escribir:
"Dios nuestro Salvador, el cual quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad. Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, el cual se dio a sí mismo en rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su debido tiempo." (1 Timoteo 2:3-6)
Amén.
N.M.G.
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