Una de las cosas más falsas que la gente cree respecto de los verdaderos cristianos, es que estos se creen buenas personas, cuando la verdad es, que todo aquel que ha conocido a Jesucristo, ha sido medido y pesado en la balanza de Dios, donde pudo verse como nunca antes, a la luz de la verdadera justicia que nos muestra lo que hay dentro de cada ser humano, un vil y miserable pecador.
Si esa no es la convicción a la que la doctrina cristiana que te han enseñado te ha llevado, aún estás bajo una moralidad superficial, que ignora la estatura moral del Señor Jesús y se desentiende de sus mandamientos.
Como escribiera el propio apóstol Pablo: "¡Miserable de mí!, ¿quien me librará de este cuerpo de muerte? Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro." (Romanos 7)
Por eso, está escrito que: "...ahora, tal como se prometió tiempo atrás en los escritos de Moisés y de los profetas, Dios nos ha mostrado cómo podemos ser justos ante él sin cumplir con las exigencias de la ley. Dios nos hace justos a sus ojos cuando ponemos nuestra fe en Jesucristo. Y eso es verdad para todo el que cree, sea quien fuere.
Pues todos hemos pecado; nadie puede alcanzar la meta gloriosa establecida por Dios. Sin embargo, Dios nos declara justos gratuita y bondadosamente por medio de Cristo Jesús, quien nos liberó del castigo de nuestros pecados. Pues Dios ofreció a Jesús como el sacrificio por el pecado. Las personas son declaradas justas a los ojos de Dios cuando creen que Jesús sacrificó su vida al derramar su sangre. Ese sacrificio muestra que Dios actuó con justicia cuando se contuvo y no castigó a los que pecaron en el pasado, porque miraba hacia el futuro y de ese modo los incluiría en lo que llevaría a cabo en el tiempo presente. Dios hizo todo eso para demostrar su justicia, porque él mismo es justo e imparcial, y declara a los pecadores justos a sus ojos cuando ellos creen en Jesús." (Romanos 3:22-26 NTV)
Comentarios
Publicar un comentario