"¡Qué aflicción les espera, maestros de la ley religiosa y fariseos! ¡Hipócritas! Pues cruzan tierra y mar para ganar un prosélito, ¡y luego lo convierten en un hijo del infierno dos veces peor que ustedes mismos!" (Mateo 23:15) "Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra; porque uno es vuestro Padre, el que está en los cielos. Ni seáis llamados maestros; porque uno es vuestro Maestro, el Cristo." (Mateo 23:8-9) El diablo puede ofrecerte religiosidad vistosa, pulcra, y de moralidad elevada ("para que llegues a..."), con tal que tu alma sea condenada por la mentira que desde el origen plantó en la humanidad. Obedecer a los representantes de una religión en lugar de a las palabras de Jesucristo (fundamento del mensaje apostólico genuino) es caer en el gran engaño del maestro de la mentira, el mismo que se disfraza como ángel de luz, y a sus ministros como ovejas "de Cristo". Por eso, es importante que leas con atención lo que sigue: “Pero...
La amistad con Jesucristo... "Si como a la plata la buscares, Y la escudriñares como a tesoros, Entonces... hallarás el conocimiento de Dios. Porque el Señor da la sabiduría, Y de su boca viene el conocimiento y la inteligencia. El provee de sana sabiduría a los rectos;... Cuando la sabiduría entrare en tu corazón, Y la ciencia fuere grata a tu alma, La discreción te guardará; Te preservará la inteligencia..."