El adulador, luego de relativizar el pecado y la maldad del hombre y la mujer, y afianzar su orgullo alimentándolo con promesas de prosperidad y logros terrenales, ignora la cruz de Cristo y sus implicaciones. Veamos esto a continuación.
El adulador pierde
de vista el profundo significado de la crucifixión del Salvador
“Hermanos,
sed imitadores de mí, y mirad a los que así se conducen según el ejemplo que
tenéis en nosotros. Porque por ahí andan muchos, de los cuales os dije muchas
veces, y aun ahora lo digo llorando, que son enemigos de la cruz de Cristo; el
fin de los cuales será perdición, cuyo dios es el vientre, y cuya gloria es su
vergüenza; que solo piensan en lo terrenal.” (Filipenses 3:17-19)
Las
palabras del apóstol son claras para quienes buscan la verdad. Los enemigos de
la cruz de Cristo son muchos, y se hacen llamar cristianos. Esto se deduce sin
dificultad del mismo pasaje, ya que el apóstol se pone de ejemplo junto a otros
cristianos, en cuanto a la manera de proceder en este mundo. El ejemplo de cómo se vive, de
lo que se habla y se enseña, de cómo se somete uno a la doctrina de Dios, se
contrapone con los que viven y hablan en contra de lo que la cruz de Cristo
implica. Ellos hablan de Jesús, pero no para llevarnos a las profundidades de
la justificación, la redención y santificación, sino para llenar sus propios
vientres, o en otras palabras, para fines puramente terrenales.
La
crucifixión de Cristo, les escribió el apóstol Pablo a los corintios, era la
única cosa que se propuso saber entre ellos (1 Corintios 2:2). La importancia
de ese evento, es central. El evangelio se resume en que Cristo murió por
nuestros pecados y resucitó (ver 1 Corintios 15). Nunca se insistirá demasiado,
ni se dará suficiente gloria al Señor por haber dado su vida por los pecadores.
Sin embargo, los aduladores rara vez trataran este tema con seriedad,
profundidad y excelencia. El castigo y la humillación pública que merecen
nuestros pecados, fueron cargados por el único Inocente. Cada día necesitamos
recordar esto, para entender las implicaciones: “por todos murió, para que
los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por
ellos” (2 Corintios 5:15). “Porque habéis sido comprados por precio;
glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales
son de Dios.” (1 Corintios 6:20).
Es
Cristo el dueño de nuestra vida, y debemos vivir en santa obediencia hacia él.
Esa es la esencia del mensaje apostólico en lo pastoral (ver Mateo 28:20). Pero el adulador,
no quiere importunar a su audiencia con esa “carga”. Él quiere que seas feliz,
próspero, y benefactor de la causa, la causa del ministerio del Sr. Lisonjero.
Si entonces, tu vida de fe es llevada a cubrir las exigencias económicas de un ministerio, o a abrazar ritos, en vez de crecer en el conocimiento de Dios y del Señor Jesucristo (ver Efesios 4:13, Colosenses 1:10), no te están alimentando con leche espiritual no adulterada, no estás siendo guiado por un verdadero discípulo de Cristo, sino por un demagogo y sus vanas palabras que solo busca tu rédito material.
Un
adulador de buena reputación, será cuidadoso en predicar moralidad, pero
completamente negligente en llevarte a la cruz y sus implicaciones, porque el
evangelio no es moralidad. Las personas correctas con vidas buenas, necesitan
tanto del evangelio como el peor delincuente. Sí, eso es lo que la crucifixión
del único Justo implica: nadie es justo delante de Dios fuera de Cristo. Esto
escandaliza a las personas de moral elevada, pero no importa cuan intachable
sea tu vida, ya en tu orgullo y tu independiente autosuficiencia vive un claro
enemigo de la obediencia a Dios. Por esto se nos invita a reconciliarnos con el
Creador por medio del único cuya vida en expiación es capaz de justificarnos.
Escrito está: "al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para
que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él" (2 Corintios 5:21).
En la próxima entrada veremos cómo los aduladores devalúan la exclusiva gloria de Jesucristo.
N.M.G.
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