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La Biblia ¿qué debo hacer para entenderla?

 
“Si como a la plata la buscares,
Y la escudriñares como a tesoros,
Entonces entenderás el temor de Jehová,
Y hallarás el conocimiento de Dios.
Porque Jehová da la sabiduría,
Y de su boca viene el conocimiento y la inteligencia.” 
(Proverbio 2:4-6)

“Come, hijo mío, de la miel, porque es buena,
Y el panal es dulce a tu paladar.
 Así será a tu alma el conocimiento de la sabiduría;
Si la hallares tendrás recompensa,
Y al fin tu esperanza no será cortada.” 
(Proverbios 24:13-14)


Una vez oí a Adrian Rogers enseñar con la claridad que le era típica que sólo hay dos maneras de interpretarla Biblia, una correcta y la otra incorrecta. Y tenía toda la razón. Así que partiendo de esa premisa voy a dar un paso más en dirección a cómo debemos interpretar la Biblia cuando la leemos.

El punto fundamental y que afecta a toda la lectura de cualquier pasaje de la Biblia, se basa en el hecho de que las Sagradas Escrituras son consideradas así por ser una obra de revelación e inspiración que Dios produjo a través de hombres por Él escogidos. Así, si aceptamos la verdad que encontramos declarada en la Biblia misma, la cual afirma que “Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, redargüir, corregir,  instruir en justicia…” (2 Timoteo 3:16) nos ponemos en la perspectiva del que busca hasta que encuentra la correcta interpretación, de modo que lo que en principio nos parece contradictorio o fruto del error humano, deja paso a la claridad que produce el correcto entendimiento que se logra luego de escudriñar la Escritura con la debida seriedad y atención, porque sabemos “primero esto, que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada, porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo.”(2 Pedro 1:20-21).

O sea que nadie que abra una Biblia con la soberbia de quien trata de invalidar la revelación de Dios podrá jamás recibir el conocimiento de la verdad, no porque esta no esté al alcance de quienes leen y creen a lo escrito, sino porque sus prejuicios e incredulidad le son un lazo que los mantiene bajo la cautividad del engaño, un engaño que desde el origen ha sido la creencia de que el hombre y la mujer pueden alcanzar la Sabiduría y ser como Dios sin obedecer lo que Dios ha dicho (ver Génesis 3).

Así, el orgullo y la arrogancia de los que desacreditan la Biblia como palabra de Dios, les impide tener la humildad de aquellos que en vez de detenerse a cuestionar lo que no pueden conciliar con sus ideas y pensamientos privados, continúan en la tarea de prestar atención a la enseñanza de Dios, de modo que a su tiempo puedan “hallar el conocimiento de Dios” (Proverbio 2:5).

Por eso el Señor Jesucristo nos ha dicho que la puerta que lleva a la salvación es estrecha, y que pocos son los que la hallan. Y si queres saber cómo uno sabe que la ha hallado, la misma Escritura nos describe la experiencia:  

“Bienaventurado el hombre que halla la sabiduría,
Y que obtiene la inteligencia;
Porque su ganancia es mejor que la ganancia de la plata,
Y sus frutos más que el oro fino.
Más preciosa es que las piedras preciosas;
Y todo lo que puedes desear, no se puede comparar a ella.
Largura de días está en su mano derecha;
En su izquierda, riquezas y honra.
Sus caminos son caminos deleitosos,
Y todas sus veredas paz.
Ella es árbol de vida a los que de ella echan mano,
Y bienaventurados son los que la retienen.” (Proverbio 3:13-18)

“Busca el escarnecedor la sabiduría y no la halla; Mas al hombre entendido la sabiduría le es fácil.” (Proverbios 14:6)

“En aquella misma hora Jesús se regocijó en el Espíritu, y dijo: Yo te alabo, oh Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y entendidos, y las has revelado a los niños. Sí, Padre, porque así te agradó. (Lucas 10:21)

Ahora entonces si te preguntan si eres un “sabio y entendido” respecto de los misterios de Dios o un “niño” que necesita oír la enseñanza primero para entonces llegar a comprender la buena voluntad de Dios “agradable y perfecta” ¿Qué responderás? ¿Desecharás la Biblia como un libro más o la escudriñarás con un genuino deseo de hallar a Dios? ¿La leerás como un mero producto de la invención religiosa humana o la recibirás como el fiel testimonio de aquellos que Dios guió y envió? 

En todo caso hay una sola manera de recibir las verdades bíblicas y hallar el conocimiento de los misterios de Dios, con humildad, siendo humilde, ya que está escrito que “Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes.” Así que, a los que buscan con humildad la verdad que proviene del único Dios verdadero, Él les revelará lo que ya ha sido escrito para nuestra bienaventuranza. Pero al que se burla (el escarnecedor) o se opone, su propia astucia le es impedimento, porque, como dice el proverbio, más esperanza hay del necio que del hombre que se cree sabio en su propia opinión.

Valga entonces esta reflexión para que los que desean acercarse a Dios, puedan entender que la importancia vital de la Biblia para cada creyente radica en que como está escrito: “la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios.” (Romanos 10:17) y que “sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan.” (Hebreos 11:6)

Esto último significa que el que se acerca a la Biblia como fuente de revelación de ese Dios, debe creer que Dios mismo está presente en la obra por medio de la cual Su Palabra ha sido dada a los hombres, de modo que está escrito que “Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo, y por quien asimismo hizo el universo; el cual, siendo el resplandor de su gloria, y la imagen misma de su sustancia, y quien sustenta todas las cosas con la palabra de su poder, habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo, se sentó a la diestra de la Majestad en las alturas” (Hebreos 1:1-3)

Y para concluir este mensaje veamos un pasaje bíblico claro, para que tú mismo/a lo leas y lo interpretes, de modo que puedas considerar cuál es la verdad a que se nos llama prestar atención, como a algo más valioso que todo cuanto se pueda desear ya que de eso depende tu vida misma y el destino de tu alma:
“(Dios) quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad. Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, el cual se dio a sí mismo en rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su debido tiempo.”(1 Timoteo 2:4-6).



N.M.G.

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