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Saber qué dice no es lo mismo que oír Su voz






“Bienaventurado el que tú escogieres y atrajeres a ti” 
(Salmo 65:4)

Buscamos el antes y el después, el día en que no volveremos atrás, que abriremos la puerta del camino final, el hallazgo que pondrá todo en su lugar... palpamos en la oscuridad, buscamos sin saber qué es lo que deberíamos encontrar… y cansados, perdidos, confundidos, desilusionados, decepcionados, oímos una voz que se diferencia de la multitud y enciende una luz que comienza a guiarnos fuera…

“Yo, la luz, he venido al mundo, para que todo aquel que cree en mí no permanezca en tinieblas.”

El hombre sin Dios no madura, se va pudriendo mientras alaba la naturaleza que lo espera para alimentar sus gusanos. 
El hombre que no se aterra ante la muerte, no sabe lo que es el hombre, ni la eternidad, ni el destino.

¿Nunca oíste aquella voz?

¿Qué esperabas hacer con tu vida, hallar felicidad en las riquezas y placeres?

“Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee.” (2)

¿Y ya te cansaste de ir detrás de cosas superfluas que no duran? ¿No te cansaste de trabajar y afanarte por cosas que no te sacian?

“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar”. (3)

¿Y cuál de tus ídolos te podrá dar paz, esperanza y verdadera felicidad? ¿Y cuál de tus ideas y creencias te podrá salvar? ¿Quién dio su vida por tí?

El hombre que no encuentra la verdad de Dios será esclavo de las ideas y enseñanzas de los hombres.

“Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.” (4)

“Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar.
Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas” (5)

“Y todos daban buen testimonio de él, y estaban maravillados de las palabras de gracia que salían de su boca, y decían: ¿No es éste el hijo de José?”  (6)

“¿Pues qué, si viereis al Hijo del Hombre subir adonde estaba primero?

El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida.” (7)

¿Estás oyendo Su voz?

¿Has hallado al Espíritu de vida en sus palabras?

“Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá.” (8)

“El que tiene oídos para oír, oiga.”  (9)

Amén.

N.M.G.

(1) Juan 12:46
(2)    Lucas 12:15
(3)    Mateo 11:28
(4)    Juan 8:31-32
(5)    Mateo 11:27-29
(6)    Lucas 4:22
(7)    Juan 6:62-63
(8)   Juan 11:25
(9)    ver Mateo 11:14 y sig. y Mateo 13


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