Ir al contenido principal

Una Vida Mejor



La muerte está presente, si bien es un tema que se evita y sólo se presenta como estadística o notitia criminis, lo cierto es que el meditar sobre ella es cosa poco común, y está claro el por qué. Hablar o pensar acerca de la muerte es poner al ser humano en su debido lugar, es despojar al hombre de sus grandes logros y recordarle que la máxima que se cierne sobre sus empresas es la que el gran Rey Salomón juzgó en medio de su inigualable reino de prosperidad material: "Vanidad de vanidades, dijo el Predicador, todo es vanidad." (Eclesiastes 12:8)
Y no hay nada nuevo bajo el sol, tal como también observó en sus días el sabio rey. La verdad sigue siendo invariablemente la misma: nacemos para morir, y nuestro corto paso por este mundo nos causa pesar. Así también hallamos estas reflexiones en el libro de Job capitulo 14: 

(v.1) El hombre nacido de mujer,
    Corto de días, y hastiado de sinsabores,
  
(v.2) Sale como una flor y es cortado,

Y huye como la sombra y no permanece. (...)

(v.6) Si tú lo abandonares, él dejará de ser;
Entre tanto deseará, como el jornalero, su día. (...)

(v.10) Mas el hombre morirá, y será cortado;

Perecerá el hombre, ¿y dónde estará él? (...)


(v.14) Si el hombre muriere, ¿volverá a vivir?

Todos los días de mi edad esperaré,
Hasta que venga mi liberación.

La gran pregunta que separa a la especie humana de todo otro ser vivo: Si el hombre muriere, ¿volverá a vivir? ¿Hay acaso una respuesta más determinante para el sentido y fin de nuestra existencia que la que demos a esa pregunta? 
 Y es precisamente esta pregunta a la que nuestro Señor Jesucristo da una respuesta directa y terminante, con la autoridad que sólo Dios tiene sobre todo lo creado:
"Le dijo Jesús: Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?" (Juan 11:25-26)
Es esta verdad vital y gloriosa la que animaba al incansable apóstol para anunciar la bendita palabra del evangelio de la salvación:
"Os aseguro, hermanos, por la gloria que de vosotros tengo en nuestro Señor Jesucristo, que cada día muero. Si como hombre batallé en Efeso contra fieras, ¿qué me aprovecha? Si los muertos no resucitan, comamos y bebamos, porque mañana moriremos." (1 Corintios 15:31-32)



¿Cuál es el provecho? En otras palabras ¿cuál es el sentido de vivir para luego morir para siempre? Fue el Señor mismo quien puso de resalto esta cuestión al preguntar: "¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma? ¿O qué recompensa dará el hombre por su alma?" (Mateo 26:16)

Luego, en medio de la vanidad de esta vida, el Señor nos guía más allá de la muerte para decirnos que hay un objetivo que puede ir más allá de las cosas que perecen. Así le oímos decir: "Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece, la cual el Hijo del Hombre os dará; porque a éste señaló Dios el Padre." (Juan 6:26)

Trabajar por la comida que a vida eterna permanece, esa es la meta más alta a la que nuestro Creador nos llama. Por eso, el apóstol Pablo nunca cesó de perseguir "el supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús", de manera que en su corazón había un claro y supremo objetivo al que dedicó su vida: "a fin de conocerle, y el poder de su resurrección, y la participación de sus padecimientos, llegando a ser semejante a él en su muerte, si en alguna manera llegase a la resurrección de entre los muertos." (Filipenses 3:10-11).

La muerte y la resurrección son la meditación diaria de cada santo que ha comenzado a caminar esta vida buscando "las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios... Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios." (Colosenses 3:1-3)

Por esto también el apóstol a los gentiles declaró: "Tengo la plena seguridad y la esperanza que jamás seré avergonzado, sino que seguiré actuando con valor por Cristo, como lo he hecho en el pasado. Y confío en que mi vida dará honor a Cristo, sea que yo viva o muera. Pues, para mí, vivir significa vivir para Cristo y morir es aún mejor." (Filipenses 1:20-21)

El apóstol Pablo fue el precursor dado a los gentiles para que tengamos un claro ejemplo de cómo se vive una vida que ha entendido las siguientes palabras del Señor: 


"Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará. Porque ¿qué aprovechará al hombre, si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?" (Mateo 16:24-26)

Seguir a Cristo es también buscar una vida mejor, la cual está inseparablemente ligada a morir cada día para vivir para Dios. Esta es la muerte cuya meta es ser resucitados por Dios para estar presentes ante nuestro Señor y Salvador, con quien estaremos para siempre (1 Tes. 4:17). 
Ahora pues"... Cristo ha resucitado de los muertos; primicias de los que durmieron es hecho. Porque por cuanto la muerte entró por un hombre, también por un hombre la resurrección de los muertos. Porque así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados. (vv.20-22) El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es del cielo. Cual el terrenal, tales también los terrenales; y cual el celestial, tales también los celestiales. Y así como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial. (vv.47-49) Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad. Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria. ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley. Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo. Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano." (vv.53-58) -1 Corintios 15- 
Amén.

N.M.G.

Comentarios

Entradas populares de este blog

INVITACIÓN EXTRAORDINARIA

    La mayoría de la filosofía y psicología de nuestro mundo, ofrece mejoras para tu vida. Pensamientos más elevados y una vida de virtud es posible, aun sin tener en cuenta a Dios en sí. Si sos una persona que busca ser, vivir y estar mejor, podes llegar bastante lejos con una buena moral y suficiente autodisciplina. Incluso, si sos una persona con un sano sentido de la trascendencia, podes tener una vida bastante completa, si además reconoces que hay un Dios que es la fuente de toda razón y justicia.  Hasta acá estamos dentro de lo ordinario. ¿Dónde estaría lo extraordinario entonces? ¿Para qué sería necesario hablarte del evangelio de Cristo si podés arreglártelas solo/a? Todos creemos que vamos bien, en la medida que logramos lo que deseamos. Por eso la felicidad está tan ligada al éxito material. Pero alguien dijo una vez, que un hombre que se tiró del piso número 100 de un edificio, cuando ya iba por el piso 50 aún decía, “hasta acá voy bien” . Sabemos que la muer...

Las entrañas de nuestro ser, un alma desnuda

  »No hay nada más engañoso que el corazón; no tiene remedio. ¿Quién lo entiende? Yo, el SEÑOR, que examino los pensamientos y escudriño las intenciones del corazón; para darle su merecido a cada uno, la cosecha de las acciones que sembró» . (Jeremías 17:9-10) “Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna.” (Gálatas 6:8) Escribo por la necesidad de compartir algo de suprema importancia. Nada importa más para cada uno de nosotros que su propia alma. Vos y yo somos más que seres vivos. Somos seres con una conciencia y un sentido del destino. Pero además estamos en un mundo de relaciones, de ambiciones y luchas, de logros y problemas, justicia e injusticias, bondad y pecado, salud y   enfermedad, religión y muerte.     El trabajo de salir de nuestra inercia intelectual y apatía espiritual es difícil, muy difícil. Y te lo voy a explicar un poco con palabras prestadas. Escuch...

El insulto de la moral y el llanto de un niño

 Lecturas seleccionadas.  “La moral insulta al hombre porque ignora lo que es más elevado en él, lo que lo diferencia de los animales en última instancia: su relación con Dios. Trata con el hombre sólo en el plano más bajo y se olvida de que fue hecho para Dios. En el mejor y más notable de los casos, pone límites a sus logros y a las posibilidades de su naturaleza. Puede que ayude a hacer del hombre un animal racional y noble, pero no tiene en cuenta la gloriosa posibilidad de que el hombre se haga hijo de Dios. Por el contrario, es terrenal y temporal; ignora por completo la altura de las montañas y la visión de la eternidad, y por eso fracasa. Veamos una sencilla ilustración: un niño está lejos de casa, quizás pasando algún tiempo con algunos parientes. Extraña su casa y a su madre, y empieza a llorar. Sus amigos hacen todo lo posible por ayudarlo. Sacan juguetes, sugieren juegos, y le ofrecen golosinas, chocolate y todo lo que saben que le gusta, pero no sirve de nada. Ni ...