Ir al contenido principal

El deseo ardiente del Espíritu (II)





Misión y Testimonio al servicio de Dios 

Las palabras de autoridad que salieron de la boca del Señor, son recibidas cuando reconocemos que Él es digno de ser obedecido, y nosotros quienes debemos obedecerlo. Confesar que Jesús es el Señor (Romanos 10:9-10), depende de ese reconocimiento consciente.
Por esto, las palabras de verdad que anuncian el llamado de Jesucristo: "Arrepentíos", “Venid a mí”, “el que cree en mí, aunque muera, vivirá”, "nadie viene al Padre, sino por mí", enfrentan a todos y cada uno de los hombres y mujeres que oyen su voz, de una manera tal que sus mensajeros dirán:

 “… antes bien sea Dios veraz, y todo hombre mentiroso” (Romanos 3:4)

“Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres.” (Hechos 5:29)

“Sabemos que somos de Dios, y el mundo entero está bajo el maligno. Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero” (1 Juan 5:19-20)

“… nuestro Señor Jesucristo, que era del linaje de David según la carne, que fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos, y por quien recibimos la gracia y el apostolado, para la obediencia a la fe en todas las naciones por amor de su nombre” (Romanos 1:3-5).

Este es el comienzo, el fundamento: la predicación del evangelio que presenta a Jesús como Señor. Sin ese señorío sobre todo y todos, su dignidad divina se falsea, y el alma del creyente es privada del conocimiento del “verdadero Dios, y la vida eterna” (conf. 1 Juan 5:20).  

Así, las personas no comprenderán el valor, la grandeza y la trascendencia de nuestro testimonio, si no llegan a experimentar la clase de amor que lleva a que los hijos e hijas de Dios lleguen a ser dignos del Señor:

“El que ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí; el que ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí; y el que no toma su cruz y sigue en pos de mí, no es digno de mí.” (Mateo 10:37-38).

La paz de la reconciliación con Dios se aprecia cuando vemos el valor de quien dio su vida por los pecadores. Sólo cuando percibimos su dignidad divina, llegamos a ver el incomparable valor de su sangre derramada. Sólo cuando acudimos a su sangre, con plena humildad, somos comprados, de modo que se cumple la Escritura: “el Justo por los injustos, para llevarnos a Dios” (1 Pedro 3:18).

Por eso, el mensaje del evangelio es el llamado de Dios para salvación a todo aquel que cree en el testimonio verdadero plasmado en las Escrituras que han traspasado los siglos, y fronteras, para llegar a todo pueblo, lengua y nación. Porque “Dios nuestro Salvador,…quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad. Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, el cual se dio a sí mismo en rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su debido tiempo.” (1 Timoteo 2:4-6).
 Por eso, nuestra misión como discípulos y como iglesia columna y baluarte de la verdad, se refleja en estas palabras proféticas: “todos los confines de la tierra verán la salvación del Dios nuestro.” (Isaías 52:10)

Una misión tal, en la que las huestes espirituales de maldad se oponen con todas sus fuerzas, nos llevará a padecer juntamente con Cristo, de modo que se cumplirán sus palabras:
 “Entonces os entregarán a tribulación, y os matarán, y seréis aborrecidos de todas las gentes por causa de mi nombre.
Muchos tropezarán entonces, y se entregarán unos a otros, y unos a otros se aborrecerán. Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos; y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará. Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo. 
Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin.” (Mateo 24:9-14)

Continuará.
N.M.G.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Las entrañas de nuestro ser, un alma desnuda

  »No hay nada más engañoso que el corazón; no tiene remedio. ¿Quién lo entiende? Yo, el SEÑOR, que examino los pensamientos y escudriño las intenciones del corazón; para darle su merecido a cada uno, la cosecha de las acciones que sembró» . (Jeremías 17:9-10) “Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna.” (Gálatas 6:8) Escribo por la necesidad de compartir algo de suprema importancia. Nada importa más para cada uno de nosotros que su propia alma. Vos y yo somos más que seres vivos. Somos seres con una conciencia y un sentido del destino. Pero además estamos en un mundo de relaciones, de ambiciones y luchas, de logros y problemas, justicia e injusticias, bondad y pecado, salud y   enfermedad, religión y muerte.     El trabajo de salir de nuestra inercia intelectual y apatía espiritual es difícil, muy difícil. Y te lo voy a explicar un poco con palabras prestadas. Escuch...

Lecturas Escogidas: cristianismo auténtico

  Los cristianos, aquellos más allá del nombre, aceptan la suprema y única importancia de Jesús en el propósito de la vida humana, tanto de la vida social como de la persona individual.... Creen que sin Él nada en la vida, ni en los asuntos humanos, tiene algún sentido; sin Él no hay valores permanentes. Para ellos, la cronología común de a.C. (antes de Cristo) y d.C. (después de Cristo); expresa una verdad: la vida de Jesús es el episodio central en la historia de la humanidad según el cual toda la historia debe ser evaluada y juzgada. La verdad del cristianismo no es una doctrina, es una persona. La realidad de Jesucristo es la piedra fundamental de toda la esperanza cristiana. Romano Guardini ha escrito textos reveladores sobre la importancia central de Jesús en la vida, la creencia y el comportamiento cristianos.              “¿Qué es lo más seguro, tan seguro que pueda vivirse y morir por ello; tan seguro que todo pue...

La angustia secreta del hombre moderno

    angustia 1. Aflicción, congoja, ansiedad. 2. Temor opresivo sin causa precisa.    “… tuve envidia de los arrogantes, Viendo la prosperidad de los impíos. Porque no tienen congojas por su muerte, Pues su vigor está entero.” (Salmos 73:3-5)   El evangelio en medio de una sociedad que vive pendiente de las apariencias, no encuentra grietas donde filtrar su mensaje divino. La pretensión de independiente autosuficiencia que han abrazado los hombres y mujeres de la era post-industrial, los ha envuelto en una ficción de invulnerabilidad, en la que el humillarse de corazón y reconocer su necesidad de Dios, es una idea intrusa que pronto convertirá en un enemigo a cualquier religioso de turno que ose entrometerse en la sagrada libertad de su búsqueda de autorealización.   Recuerdo un dicho que dice, “no ves el río de lágrimas, porque le falta una lágrima tuya”. Se ha hablado mucho de la resiliencia de las personas, creo que la mayor resil...