¿QUÉ SIGNIFICA QUE SEAMOS LA SAL DE LA TIERRA?
»Ustedes son la sal de la tierra. Pero ¿para qué sirve la sal si ha perdido su sabor? ¿Pueden lograr que vuelva a ser salada? La descartarán y la pisotearán como algo que no tiene ningún valor. (Mateo 5:13 NTV).
Notemos que el Señor se refiere a una propiedad de la sal, que es la de su SABOR (no a la de ser un conservante, como algunos comentaristas han sostenido). La sal tiene una única función en relación al sabor: resaltar el sabor de la comida a la que resulta accesoria. La sal no cumple la función del alimento, sino que hace que el sabor del alimento sobresalga. Este hacer que algo "sobresalga", es lo que vemos cuando leemos "vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable" (1 Pedro 2:9).
Si nosotros como cristianos no logramos hacer resaltar el sabor de la gracia de nuestro Señor y Salvador, si no podemos anunciar sus virtudes de modo que la gente pueda apreciarlo para "GUSTAR (saborear) la benignidad del Señor" (1 Pedro 2:3), el don celestial al "gustar la buena palabra" (Hebreos 6:5), volvemos insípido el evangelio, y ya no se puede distinguir su sabor único de todos aquellos que ofrece el mundo.
Nosotros, los discípulos de Cristo ("no llamen maestro a nadie, porque uno es vuestro Maestro"), como linaje escogido, real sacerdocio, y nación santa, somos los únicos que hemos de resaltar la gloria del Señor por sobre todas las cosas, de modo que Cristo sea disfrutado por el alma de los que tienen hambre y sed de Dios, y sus corazones saciados con grosura (Isaías 55:2).
Nosotros somos la sal que expone al mundo el incomparable sabor bendito, exquisito y único del Rey del reino sempiterno. Amén.
Si la gracia de Dios en el evangelio deja de ser degustada y apreciada, todo lo demás deja de servir, porque nada de lo que hagamos puede suplir la fe por medio de la cual somos salvos, y por medio de la cual también "nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios", y "nos gloriamos en Dios por el Señor nuestro Jesucristo, por quien hemos recibido ahora la reconciliación." (Romanos 5:2 y 11)
Así, para que los pacificadores (Mateo 5:9) puedan llevar la paz del evangelio, han de mostrarle a los pecadores cuál es el camino:
"Bueno y recto es Jehová;
Por tanto, él enseñará a los pecadores el camino.
9 Encaminará a los humildes por el juicio,
Y enseñará a los mansos su carrera.
10 Todas las sendas de Jehová son misericordia y verdad,
Para los que guardan su pacto y sus testimonios.
11 Por amor de tu nombre, oh Jehová,
Perdonarás también mi pecado, que es grande.
12 ¿Quién es el hombre que teme a Jehová?
El le enseñará el camino que ha de escoger.
13 Gozará él de bienestar,
Y su descendencia heredará la tierra.
14 La comunión íntima de Jehová es con los que le temen,
Y a ellos hará conocer su pacto." (Salmos 25:8-14)
Bienaventurados los que han hallado estas palabras, y las han saboreado como un verdadero manjar para sus almas, la paz de Dios por medio del Pan de vida.
Dios bendiga a todos los que desean conocer Su verdad.
Amén.
N.M.G.
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