“Entonces el Señor dijo a
Pablo en visión de noche: No temas, sino habla, y no calles” (Hechos 18:9)
Nuestro Señor habló de los
días finales, señalando a los días de Noé (Mateo 24:37). Meditar en los días de
Noé y su ministerio nos enseña dos verdades tremendas: la primera, es que Dios
cumple con su anuncio de destruir a los que no hicieron caso de su anuncio. La
segunda, que Dios salva a aquellos que entran en el Arca del pacto para
salvación.
Esto me lleva a hacer
hincapié en la importancia de no avergonzarnos del evangelio porque es "poder de Dios para salvación a todo aquel
que cree" (Ro. 1:16).
Somos pregoneros de la
justicia de Dios en Cristo, para justificación o para condenación. (conf. Juan 3:31-36)
Quienes tomen el relato de
las Escrituras a las que se refirió nuestro Señor y los apóstoles, como algo
falso, jamás vendrán al arrepentimiento, por el contrario, les sucederá lo que
dijo el Señor: "no entendieron nada, hasta que vino el diluvio (juicio de
Dios) y se los llevó..." (v. 39).
¿Qué nos toca ante un
llamado de tales consecuencias?
Predicar la locura del
evangelio, sin avergonzarnos de quedar expuestos ante la opinión de terceros
como fanáticos, tontos o ingenuos.
Tomemos el ejemplo de Noé, y
de todos los que fueron despreciados por anunciar la verdad que Dios declaró.
Tenemos las palabras de
Aquel que dijo: "Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo,
y tome su cruz, y sígame. Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá;
y todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará.
Porque ¿qué aprovechará al hombre si ganare todo el mundo, y perdiere su alma?
¿O qué recompensa dará el hombre por su alma? Porque el que se avergonzare de mí y de mis palabras en esta generación
adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre se avergonzará también de él,
cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles”. (Marcos 8:35-38)
Nosotros hemos escogido ser
vituperados con Cristo, para participar de la gloria de su reino, que ha de
venir a someter a todos los gobiernos y poderes corruptos de este plantea que
yace bajo el engaño del inicuo, que ciega el entendimiento de la gente (ver 2
Corintios 4:2-4).
Como escribió un cristiano: “Noé
hizo la voluntad de Dios y el resultado fue que, unos pocos tuvieron una nueva
oportunidad y los muchos perdieron la suya.”
Por eso, no debemos olvidar
las palabras de nuestro Señor, a aquellos que envió a predicar las buenas nuevas
de su reino: “Y si alguno no os recibiere, ni oyere vuestras palabras, salid de
aquella casa o ciudad, y sacudid el polvo de vuestros pies. De cierto os digo
que en el día del juicio, será más tolerable el castigo para la tierra de
Sodoma y de Gomorra, que para aquella ciudad.” (Mateo 10:14-15)
Dios los bendiga,
continuemos anunciando las buenas nuevas de Aquel que vino para que el mundo
sea salvo por él.
Hay un solo Salvador, uno
solo que puede salvarnos.
Jesucristo.
Amén.
“…agradó a Dios salvar a los
creyentes por la locura de la predicación.” (1 Cor. 1:21)
¡Que todos sepan esta
bendita verdad!
N.M.G.
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