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  “Un hombre no puede disminuir la gloria de Dios por negarse a adorarlo, al igual que un loco no puede apagar el sol por garabatear la palabra ‘oscuridad’ en las paredes de su celda”. C.S. Lewis (1898-1963)

“Entended ahora esto, los que os olvidáis de Dios, No sea que os despedace, y no haya quien os libre.” (Salmos 50:22)


El ateo y los que niegan al Dios de la Biblia se enfrentan a dos grandes cuestiones que delatan la insensatez de su incredulidad.

La primera es el hecho de que creer que todo surgió de la nada por ninguna razón para forjar "leyes" y orden universal sin la existencia de ninguna inteligencia ni voluntad previos, es creer en la nada antes que algo. Lo cual, es absurdo, desde el momento de que se están basando en algo para creer en nada, es decir, la premisa atea se basa en ver "algo" hecho y creer que "nadie" lo hizo. No obstante a la hora de hablar de “La Naturaleza” como personificación de sabiduría e inteligencia, no parece preocuparse, siempre y cuando no se considere a la Naturaleza como un producto del Dios Creador.

La segunda cuestión es la que surge de la existencia de principios morales y valores de justicia en un universo en el cual, según la creencia naturalista-materialista-atea, sólo existe la materia. Ya la existencia de la conciencia humana con sus profundas implicaciones es negada por los ateos como un maravilloso milagro de Dios con el cual dotó a sus criaturas de una capacidad que trasciende lo meramente biológico (nacer, comer, descansar, reproducirse, subsistir y morir) al estar dotadas de un alma, también conocida como psiquis, con la cual los seres humanos perciben y entienden que su existencia es especial y que sus atributos morales para juzgar lo que es justo y verdadero, bueno y puro, glorioso y honorable, etc., no son accidentales, sino que convergen en un universo que no es el resultado de un “capricho anónimo”, sino, por el contrario, el designio de Alguien moralmente preexistente, y en cuya voluntad suprema, descansa el principio absoluto de Justicia, en tanto que, la justicia no sólo no puede existir sin un Legislador, tampoco podría existir sin un Juez en caso de ser transgredida. Y así como la ciencia no inventa la naturaleza, sino que busca comprenderla, la idea de Justicia y Juicio, Prudencia y Equidad, Sabiduría y Verdad, son conceptos que hallan su valor último y supremo, real y trascendente, en la realidad de un Dios que los ordenó para que rigieran nuestra existencia y demandaran obediencia a nuestra conciencia.

De modo que negar a Dios sería quitar la razón primera y última que sostiene la autoridad de esos principios como pilares eternos del universo creado por un Dios Soberano, Justo y Bueno, que ha anunciado que ha de destruir la maldad en la eternidad, eternidad a la cual Jesucristo nos ha invitado.

Para los que no han perdido el sentido común, y entienden que “lo invisible de Dios, su eterno poder y deidad se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, a través del las cosas hechas” (Carta a los Romanos cap. 1), el llamado de Dios es a que prestemos mucha atención a lo que Jesucristo nos ha revelado, enseñado y anunciado, a fin de que no sea la muerte nuestra esperanza, sino que la vida que Dios ofrece sea nuestra nueva morada.

Por ende, a los ateos y agnósticos les digo que, así como la mentira y el abuso de la bondad ajena, es un mal que reconocemos todos, creamos lo que creamos, considerar a Jesucristo como un mentiroso y a su bondad con indiferencia o desprecio, es un mal que no quedará justificado por la incredulidad, porque para Dios, negar su Palabra y resistir el testimonio del amor de Cristo, es un pecado que no será perdonado, en tanto que el perdón de Dios que nos creó radica en el mensaje del Evangelio que su Hijo nos brindó gratuitamente, y he aquí que todo ateo debe aceptar la razón que obliga a su conciencia a afirmar que si uno se burla y pisotea el regalo que alguien le ofrece, tratándolo de mentiroso, no sólo es digno de reproche, también ha perdido su oportunidad de recibir lo que estaba al alcance de todo aquel que creyera.

Por ende, voy a recordar dos pasajes bíblicos que nos llaman a reflexionar sobre lo dicho:

 “Hijos de los hombres, ¿hasta cuándo volveréis mi honra en infamia, Amaréis la vanidad, y buscaréis la mentira?” (Salmos 4:2)
    
“Reconoced que Jehová es Dios; El nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos” (Salmos 100:3)

“El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay, siendo Señor del cielo y de la tierra, no habita en templos hechos por manos humanas, ni es honrado por manos de hombres, como si necesitase de algo; pues él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas. Y de una sangre ha hecho todo el linaje de los hombres, para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos, y los límites de su habitación; para que busquen a Dios, si en alguna manera, palpando, puedan hallarle, aunque ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros.

Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos; como algunos de vuestros propios poetas también han dicho: Porque linaje suyo somos.

Siendo, pues, linaje de Dios, no debemos pensar que la Divinidad sea semejante a oro, o plata, o piedra, escultura de arte y de imaginación de hombres.

Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan; por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos.
Pero cuando oyeron lo de la resurrección de los muertos, unos se burlaban, y otros decían: Ya te oiremos acerca de esto otra vez.
Y así Pablo salió de en medio de ellos.
Mas algunos creyeron,…” (Hechos cap 17:24-34)

“Luego (Jesucristo) dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente. Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor mío, y Dios mío!” (Juan 20:27-28)

Ser ateo es una decisión, un deseo, una postura, una mera creencia al igual que cualquier otra. Pero sea lo que sea que uno crea, seremos demandados con y por la Verdad, y mientras hoy se comparte el testimonio verdadero sobre el Señor Jesús, el llamado es a que dejes de escudarte en la necedad de los ateos, filósofos, religiosos y falsos cristianos, etc., y vengas al conocimiento de la verdad de Dios, el cual no juega, antes bien nos hizo ver este mundo y sus consecuencias para que, a diferencia de este tiempo finito que hemos conocido, no sólo nadie pueda echar a perder la eternidad, sino que tampoco nosotros nos perdamos las maravillas que hay en ella, y de las cuales, este mundo es sólo una muestra del eterno poder y gloria del Creador a quien, como escribió el profeta judío: “los cielos de los cielos no le pueden contener”. A Él sea la gloria por siempre. Amén.

Dios te bendiga


Nicolás M. Genaro 

Comentarios

  1. Muy lindo Nico, tus palabras llegan, y el tiempo que dedicas en hacer que otras personas se acerquen a Jesucristo es la mayor demostración de vocación.
    Gracias.- Lucas

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