Frases bonitas y aduladoras del ego:
Hay un idealismo muy pernicioso, que es ese que se vale de falsas ilusiones y vanas pretensiones que exaltan el ego de la persona haciéndole pensar que puede ser feliz sin Dios a pesar de la corrupción del tiempo y de la muerte... es ese idealismo que rechaza el mensaje realista de la vida, que requiere reconocer que estamos condenados a muerte, tal y como la Palabra de Dios nos enseña, de tal modo que cuando Jesús les dice a sus oyentes que si no se arrepienten y reconocen su necesidad de ser salvados, todos perecerán igualmente, nos está diciendo la pura verdad de nuestra humana condición.
Por eso prefiero herir con la verdad, y guiarte al Médico que adular tu alma con mentiras y que sigas en el ancho camino que lleva a la perdición (Mateo 7:13).
El caso del hombre que le dio la espalda a Dios:
Entonces... huyó sin rumbo, corrió, ansioso, feliz, sin mirar atrás, para pronto encontrarse nuevamente en el mismo lugar, consumidos todos sus días, allí estaba él, abrazado a sí mismo, a su manera, rechazando el último llamadode la Palabra... consumidas sus fuerzas, todos sus sueños habían pasado ya, y los deseos remordían su anhelo de felicidad... en medio de una Creación que contemplaba su elección, ya nadie podría hacerle entender, ya no había tiempo de que pudiera ver lo inmenso de su insensatez, todas las huestes celestiales eran testigos del rechazo de aquella soberbia criatura que rechazó el perdón de su Creador, el hombre se burló del testimonio de Aquel que murió para extenderle su salvación. Tal es el destino de quien huye de la verdad de Dios.
"Por lo cual, teniendo nosotros este ministerio según la misericordia que hemos recibido, no desmayamos.
Antes bien renunciamos a lo oculto y vergonzoso, no andando con astucia, ni adulterando la palabra de Dios, sino por la manifestación de la verdad recomendándonos a toda conciencia humana delante de Dios.
Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto; en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios.
Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor, y a nosotros como vuestros siervos por amor de Jesús. Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo." (2 Corintio 4:1-6)
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