"Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él.
Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es." (1 Juan 3:1-2)
Si bien en todo el mundo se ha dado a conocer el nombre y las obras de Jesús, el Cristo, muy pocos son los que lo han conocido verdaderamente.
Porque saber acerca de algo o alguien, no significa que uno lo conoce. El mundo sabe que existen personas que son llamadas cristianas por manifestar un vínculo con la fe en Jesucristo. Pero nadie que no sea cristiano puede saber qué es un cristiano realmente, lo mismo que nadie que no sea nacido del Espíritu puede ver el reino de los cielos, tal como el Señor Jesús le declaró a Nicodemo (cf. Juan cap. 3).
Por eso la Escritura nos dice que: "El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios." (Ro. 8:16)
El error de muchos es pensar que la Biblia y las cosas espirituales se pueden juzgar y controlar según la voluntad y el intelecto teológico. Pero el Señor no puede ser conocido como se conocen las cosas de este mundo. Recibir el testimonio del Espíritu dado a nuestro espíritu depende de una acción exterior, viva y libre, que emana de Dios, quien da el testimonio del Hijo. Por eso también el Señor nos dice: "Todas las cosas me fueron entregadas por mi Padre; y nadie conoce al Hijo, sino el Padre, ni al Padre conoce alguno, sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar." (Mateo 11:27)
Muchos son privados de la verdad y la vida de Cristo por su arrogancia intelectual, soberbia moral o dureza religiosa, en las cuales son enlazados, por eso oímos decir al Señor:
"Yo te alabo, oh Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque escondiste estas cosas de los sabios y entendidos, y las has revelado a los niños. Sí, Padre, porque así te agradó."
"Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios" (Mateo 5) y entonces "le veremos tal como Él es. (así que) todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro."
En este mundo lleno de vanas esperanzas nuestro anuncio es una locura para los que se pierden, pero para los llamados, es el llamado de la muerte a la vida, de las tinieblas a su luz admirable, es nacer a una nueva conciencia y una nueva esperanza bienaventurada de ver cara a cara a nuestro Hacedor.
¿Has conocido el camino, y la verdad, y la vida?
¿Has hallado la perla de gran precio?
¿Has recibido el gozo de la salvación?
N.M.G.
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