Dos reflexiones
Una, el relativismo humano frente a la verdad de Dios, de donde todas las opiniones humanas chocan contra "la Palabra de verdad" que predicamos los discípulos de Cristo. La otra, el vivir para agradar a Dios, en vez de estar pendientes de las opiniones de los hombres .
EL RELATIVISMO Y LOS RELATIVISTAS
El relativismo es la droga moral más consumida del mundo. Te hace creer que tu opinión está bien, cuando en realidad, la verdad absoluta la condena.
Los relativistas aceptan TODO, menos la sentencia de Dios contra la mentira. Pueden creer en TODO, excepto, las Palabras de Dios condenando sus falacias. Los relativistas se jactan de su verdad, pero detestan a todos aquellos que sostienen La Verdad según Dios. Como alguien dijo “La mayoría de los relativistas creen que el relativismo es absolutamente cierto y que todo el mundo debería ser un relativista. Ahí reside la naturaleza autodestructiva del relativismo. El relativista está en la cúspide de una verdad absoluta y quiere relativizar todo lo demás” (Norman Geisler, tomado de Cross Examined en Español).
VIVIR PARA DIOS
Para vivir menos pendiente de la opinión de los demás, verdaderamente, es necesario vivir interesado en la opinión de Dios, y la "opinión" de Dios es lo que Cristo reveló acerca del Padre. De modo que, como el Señor dijera: "... el Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio dio al Hijo. para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que le envió. (Juan 5:22-23) y "El que no es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge, desparrama." (Mateo 12:30)El que no es conmigo, contra mí es; y el que conmigo no recoge, desparrama.
Es necesario señalar que lo que Dios piensa sobre la humanidad, y cada persona, está en relación a lo que respondamos al mensaje de su cruz. Siendo el amor de Dios manifestado en el hecho de que Cristo murió para salvarnos con una salvación eterna, quitar valor a ese hecho, es menospreciar el mayor regalo y favor de Dios dado a personas malas y despreciables como nosotros, los que reconocemos que lo somos.
Muchos saben que Cristo murió, pero ¿cuántos entienden las implicaciones de que Él "murió por los impíos"? (Romanos 5:6).
El orgulloso envidia al más grande que él y no puede aceptar la verdad de que toda su reputación es de ningún valor delante de las demandas de Dios. Los hipócritas se regodean en su apariencia, pero, en su interior están lejos de la verdad de Dios que desnuda "los pensamientos y las intenciones del corazón" (Hebreos 4:12).
Por eso, son los viles pecadores los que se alegran con verdadero gozo en el amor que Dios mostró, al darnos en la muerte de Cristo, la salvación por medio de Su obra, una obra en la que las injusticias y deudas humanas fueron cargadas por Jesucristo. "Teletestai" (Juan 19:30)
Es esta buena nueva del Evangelio la que nos lleva a alabar, exaltando el amor del Salvador, el cual, como está escrito:
".... de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas. Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas. Mas el que practica la verdad viene a la luz, para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios." (Juan capitulo 3 v. 16 y ss.)
Los orgullosos defienden su maldad encubierta (o en otras palabras, que encubren con buenas apariencias), porque no quieren reconocer que sólo Jesús es verdaderamente bueno y justo. De hecho, la mayoría de los religiosos son enemigos de la gracia de Dios en Cristo, esa gracia que nos enseña la Biblia, al decir que "la justicia de Dios (es) por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia, por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús,... con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús." (Romanos 3:22-26).
Sólo hay dos grupos, los pecadores justificados y los pecadores injustos, los que se postran ante la verdad absoluta y los que se justifican en sus razonamientos relativistas, los que aman la verdad y vienen a la luz donde hay perdón, y los que rehúsan aceptar el testimonio del Hijo de Dios bajo pretensiones de moralidad humana y su engaño.
Como está escrito:
"Estamos todos infectados por el pecado y somos impuros. Cuando mostramos nuestros actos de justicia, no son más que trapos sucios. Como las hojas del otoño, nos marchitamos y caemos, y nuestros pecados nos arrasan como el viento.Sin embargo, nadie invoca tu nombre " (Isaías 64:6-7)
Y "el mismo mensaje que nosotros predicamos acerca de la fe: Si declaras abiertamente que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo levantó de los muertos, serás salvo. Pues es por creer en tu corazón que eres hecho justo a los ojos de Dios y es por declarar abiertamente tu fe que eres salvo. Como nos dicen las Escrituras: «Todo el que confíe en él jamás será avergonzado». No hay diferencia entre los judíos y los gentiles en ese sentido. Ambos tienen al mismo Señor, quien da con generosidad a todos los que lo invocan. Pues «todo el que invoque el nombre del Señor será salvo»(Romanos 10:8-13 NTV)
Amén.
N.M.G.
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