Dios tiene una voluntad que cumple contra toda oposición. No hay enemigo que pueda frustrar los designios de Dios. Tal es su grandeza y omnipotencia, que cuando la maldad opera, no hace más que servir a los más altos intereses del Eterno Soberano. Así, cuando Job fue objeto de los ataques de Satanás, se nos dice del Señor: "Pero él conoce mi camino; Me probará, y saldré como oro." (Job 23:10).
Así, en la revelación del eterno plan de redención que recibimos en el maravilloso mensaje del Evangelio de Jesucristo, encontramos estas palabras:
“Jesús nazareno, varón aprobado por Dios entre vosotros con
las maravillas, prodigios y señales que Dios hizo entre vosotros por medio de
él, como vosotros mismos sabéis; 23 a éste, entregado por el determinado
consejo y anticipado conocimiento de Dios, prendisteis y matasteis por manos de
inicuos, crucificándole; 24 al cual Dios levantó, sueltos los dolores de la
muerte, por cuanto era imposible que fuese retenido por ella.
(…)
36 Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a
este Jesús a quien vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo. 37
Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros
apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos?
38 Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de
vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el
don del Espíritu Santo.
39 Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos,
y para todos los que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare. 40
Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos
de esta perversa generación. (Hechos 2)
Lo que Dios ha determinado es inmutable, y es tan imposible que sea invalidado como que la verdad mienta o que la luz no resplandezca en las tinieblas.
Cuando oímos el testimonio de Dios, podemos conocer lo que Dios hará, lo que sucederá el día en que debamos presentarnos delante suyo. Es por esto que el evangelio es una buena noticia de reconciliación, para seres humanos enemigos de la verdad que es en Dios, y es por esta razón que debemos anunciar su amor para con la humanidad, porque llegará el día en que todo aquel que haya rehusado creer al testimonio de Cristo "no verá la vida, sino que la ira de Dios" estará sobre él (Juan 3:36). Hoy Dios muestra su amor hacia los pecadores, los malos, los perdidos. Mañana, nos mostrará su justo juicio, en el que se revelará la verdad, y toda justicia será cumplida. Y como está escrito: "¿Y piensas esto, oh hombre, tú que juzgas a los que tal hacen, y haces lo mismo, que tú escaparás del juicio de Dios? ¿O menosprecias las riquezas de su benignidad, paciencia y longanimidad, ignorando que su benignidad te guía al arrepentimiento?" (Romanos 2:3-4)
Pido que quienes hayan llegado a leer hasta acá, continúen con el siguiente pasaje, que nos muestra a un hombre moralmente intachable, delante del Creador, a quien había llegado a cuestionar. Leamos:
"Entonces Job le respondió al SEÑOR:
«Sé que tú puedes
hacer lo que quieras,
y que no se puede
detener ninguno de tus planes.
Tú preguntaste:
“¿Quién es el que con
su falta de conocimiento oscurece mi consejo?”
Yo fui quien
hablaba sin saber lo que decía.
Hablé sobre asuntos tan maravillosos para mí
que quedaban fuera
de mi entendimiento.
»Tú dijiste: “Óyeme y
hablaré.
Te preguntaré y tú
me explicarás”.
Yo sólo sabía de ti de oídas,
pero ahora mis ojos te han visto.
Por eso me retracto de lo que he dicho
y veo que sólo soy polvo y ceniza».
(Libro de Job Cap. 42 vv. 1-6
Biblia versión: Palabra de Dios para Todos)
En el libro de Job encontramos a uno de los hombres con más alta moral y piedad, humillado por la grandeza y santidad de Dios. La misma grandeza y santidad que humillará y destruirá a todos los que rechazan la salvación que es por medio de la fe en Cristo Jesús. Así leemos:
16 Porque los hombres ciertamente juran por uno mayor que
ellos, y para ellos el fin de toda controversia es el juramento para
confirmación. 17 Por lo cual, queriendo
Dios mostrar más abundantemente a los herederos de la promesa la inmutabilidad
de su consejo, interpuso juramento; 18 para
que por dos cosas inmutables, en las cuales es imposible que Dios mienta, tengamos un fortísimo consuelo los que
hemos acudido para asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros. 19 La
cual tenemos como segura y firme ancla del alma, y que penetra hasta dentro del
velo, 20 donde Jesús entró por nosotros como precursor, hecho sumo sacerdote
para siempre según el orden de Melquisedec.” (Hebreos 6:16-20)
La esperanza puesta delante nuestro es la promesa de salvación en Cristo (ver Hebreos 3:14), de modo que se testifica diciendo:
"Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo. Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos." (Hechos 4:11-12)
Por lo tanto, hoy, dos mil años después, el llamado de Dios según su plan sigue siendo el mismo, y no hay otro nombre que se predique bajo el sol que siquiera pueda pretender competir con la majestad mostrada por el SEÑOR estando en la condición de "siervo" (ver Filipenses 2). Así es que el testimonio apostólico se sigue cumpliendo en todos los que reciben la Palabra, porque “… nada que fuese útil (se nos ha) rehuido anunciaros y enseñaros, públicamente y por las casas, testificando a judíos y a gentiles acerca del arrepentimiento para con Dios, y de la fe en nuestro Señor Jesucristo." (Hechos 20:20-21)
Concluyendo el apóstol de nuestro Señor Jesucristo con estas solemnes palabras: "el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios 25 Y ahora, he aquí, yo sé que ninguno de todos vosotros, entre quienes he pasado predicando el reino de Dios, verá más mi rostro. 26 Por tanto, yo os protesto en el día de hoy, que estoy limpio de la sangre de todos; 27 porque no he rehuido anunciaros todo el consejo de Dios.” (Hechos 20:20-27)
El mensaje de Dios ya ha sido dado. La salvación y la perdición están delante nuestro. No podemos escapar a la elección. No elegir, es ya la elección de rechazar el llamado.
Toda la Biblia atestigua que todo se cumplirá, a su debido tiempo. Mientras tanto, el Señor dice:
"En tiempo aceptable te he oído, Y en día de salvación te he socorrido. He aquí ahora el tiempo aceptable; he aquí ahora el día de salvación." (2 Corintios 6:2)
Habrá un día, en el que no será aceptada ninguna retractación, ningún arrepentimiento, ningún llanto, por el contrario, hay una terrible advertencia de que en ese día será el "lloro y crujir de dientes". Por eso, también está escrito: "oh amados, no ignoréis esto: que para con el Señor un día es como mil años, y mil años como un día. El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento. Pero el día del Señor vendrá..." (2 Pedro 3:8-10).
Por lo tanto, amado o amada que has llegado a leer estas palabras, si aun no tienes paz para con Dios, arrodillate delante de su omnipresencia, confiesa el nombre de nuestro Señor y Salvador, ora para recibir el don de lo alto, por su Espíritu Santo, busca a Dios de todo corazón hasta saber que lo has hallado, hasta que el gozo inefable y glorioso de la fe, haya amanecido en tu mente, y todo tu ser sea invadido por la santa convicción de que Jesús te amó y se entregó a sí mismo muriendo para darte vida eterna.
Gloria a Dios.
N.M.G.
Cuando una promesa es inquebrantable, la seguridad que viene de ella es absoluta.
ResponderEliminarCuando tu confianza es absoluta, tu fe es inquebrantable.
Cuando en Cristo está la base y sostén de tu fe, tu alma está segura.
Así de grande es la bondad de Dios para con los que esperan en su Hijo, nuestro Señor.
Amén.