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Meritocracia, Dinero y Necedad

"Los que confían en sus bienes,
Y de la muchedumbre de sus riquezas se jactan,
 Ninguno de ellos podrá en manera alguna redimir al hermano,
Ni dar a Dios su rescate
 (Porque la redención de su vida es de gran precio,
Y no se logrará jamás),
 Para que viva en adelante para siempre,
Y nunca vea corrupción.
 Pues verá que aun los sabios mueren;
Que perecen del mismo modo que el insensato y el necio,
Y dejan a otros sus riquezas.
 Su íntimo pensamiento es que sus casas serán eternas,
Y sus habitaciones para generación y generación;
Dan sus nombres a sus tierras.
 Mas el hombre no permanecerá en honra;
Es semejante a las bestias que perecen.
 Este su camino es locura;
Con todo, sus descendientes se complacen en el dicho de ellos." (Salmo 49:6-13)


"Y (Jesús) les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee... 
Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será?
Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios." (Lucas 12:15,20-21)



Los ricos que son adeptos a la meritocracia, suelen ser más duros a la hora de juzgar y menos desprendidos a la hora de dar. Esta es su forma de tratar a los que están por debajo de ellos en el rango económico y lo que alimenta su jactancia a la hora de sacar a relucir sus logros. 

Tener más y lograr más, es ser mejor... ésta es su valoración de la vida y su idea de superioridad sobre los demás. 

Sin embargo, está escrito: "El hombre rico es sabio en su propia opinión; Mas el pobre entendido lo escudriña." 
Y "Jesús dijo a sus discípulos: De cierto os digo, que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos." (Mateo 19:23).


También el Señor fue tajante cuando enseñó que "Ningún siervo puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas.
Y oían también todas estas cosas los fariseos, que eran avaros, y se burlaban de él.
Entonces les dijo: Vosotros sois los que os justificáis a vosotros mismos delante de los hombres; mas Dios conoce vuestros corazones; porque lo que los hombres tienen por sublime, delante de Dios es abominación." (Lucas 16:13-15)

El amor al dinero, la avaricia, el afan de riquezas, son lazos que llevan al hombre hacia el camino de la destrucción.
Escoge pues a Cristo y aprendé de lo que él dijo: "Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas" (Mateo 11:29)

"Mejor es lo poco del justo,
Que las riquezas de muchos pecadores." (Salmo 37:16)

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