“Además os declaro, hermanos, el
evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también
perseveráis; por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado,
sois salvos, si no creísteis en vano. Porque primeramente os he enseñado lo que
asimismo recibí: Que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las
Escrituras; y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las
Escrituras; y que apareció a Cefas, y después a los doce. Después apareció a
más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales muchos viven aún, y otros ya
duermen” (1 Corintios 15, v.1-6 Reina-Valera)
“Pero díganme lo siguiente: dado
que nosotros predicamos que Cristo se levantó de los muertos, ¿por qué algunos
de ustedes dicen que no habrá resurrección de los muertos? Pues, si no hay resurrección de los muertos,
entonces Cristo tampoco ha resucitado; y si Cristo no ha resucitado, entonces
toda nuestra predicación es inútil, y la fe de ustedes también es inútil. Y
nosotros, los apóstoles, estaríamos todos mintiendo acerca de Dios, porque
hemos dicho que Dios levantó a Cristo de la tumba. Así que eso no puede ser
cierto si no hay resurrección de los muertos; y si no hay resurrección de los
muertos, entonces Cristo no ha resucitado; y si Cristo no ha resucitado,
entonces la fe de ustedes es inútil, y todavía son culpables de sus pecados. En
ese caso, ¡todos los que murieron creyendo en Cristo están perdidos! Y si
nuestra esperanza en Cristo es sólo para esta vida, somos los más dignos de
lástima de todo el mundo. (1 Corintios 15:12-19. Nueva Traducción Viviente)
“Entonces Pablo y Bernabé, hablando con
denuedo, dijeron: A vosotros a la verdad era necesario que se os hablase
primero la palabra de Dios; mas puesto que la desecháis, y no os juzgáis dignos
de la vida eterna, he aquí, nos volvemos a los gentiles.
Porque así nos ha mandado el Señor, diciendo:
Te he puesto para luz de los gentiles,
A fin de que seas para salvación hasta lo
último de la tierra.
Los gentiles, oyendo esto, se regocijaban y
glorificaban la palabra del Señor, y creyeron todos los que estaban ordenados
para vida eterna.” (Hechos 13:46-48)
La injusticia y la corrupción,
políticas, judiciales, policiales, espirituales, industriales, sociales,
familiares... nos invitan a pensar en el hombre y la mujer considerados
individualmente, sin señalar al otro bando, el otro tipo, la otra tragedia, el
otro culpable.
Nos convertimos en espectadores
de una realidad construida por los medios, nos atiborran de basura mediática,
continuamente nos "instigan" al consumo y nos elevan la altura de la
zanahoria...
Hablar en serio sobre Dios es un
tema tabú, mientras que usarlo para ganar reputación religiosa o hacer dinero
es popularmente aceptado.
El alma humana está atrapada por
el gran engañador que se opone a todo intento por conocer la verdad acerca de
Dios y Jesucristo. Come, bebe, compra, disfruta, obtené, alcanzá, pero nunca
luches por conocer la verdad... nunca luches contra tus injusticias e
incredulidad, ¡NO! jamás creas en la existencia del pecado, el diablo, el Dios
de la Biblia ,...
los demonios te enseñarán a negarlos bajo las sutiles y huecas creencias sobre
la "elevación de la conciencia".
En este mismo momento estoy
suponiendo que la salvación del alma está en juego, porque la Biblia afirma que la muerte
es la consecuencia del pecado, al cual no hay forma de borrarlo, y que solo
Cristo puede quitarlo.
Ahh... no, mejor buscá la manera
de ahorrar más, esforzáte para poder darte ese gusto que te mereces... y no te
olvides de darle gracias a "la vida" y seguir adelante, mientras los
demonios celebran cada vez que rechazas el evangelio de Jesucristo, y te
conformas con mirar la corrupción y la injusticia en otra parte... para no
mirarte, para no preguntarte sobre las mentiras y maldad que todos cargamos y
sobre ese Mesías que todos ignoramos, pero que, tanto necesitamos, y que por
eso mismo, es predicado.
La vida es corta, la eternidad
incomprensible, el misterio del milagro de la vida es un hecho, y tu conciencia
sabe que tu corazón seguirá sufriendo, insatisfecho, incompleto, quejumbroso y
temeroso, orgulloso y endurecido, dolido o indolente… hasta tanto no encuentre al Dios de la
verdad, del perdón, del amor y de la redención, el mismo que te ha creado y ha
creado el universo para que podamos conocerlo.
“Pero si nuestro evangelio está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto; en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios.
Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor, y a nosotros como vuestros siervos por amor de Jesús.” (2 Corintios 4:3-5)
N.M.G.
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