“Quedarán sólo los
sencillos y los humildes
porque son ellos quienes confían en el
nombre del Señor.
El remanente de Israel
no hará iniquidad, ni dirá mentira,
ni en boca de ellos se
hallará lengua engañosa” (Sofonías 3:12-13)
La más grande
estafa es la que se perpetra contra el alma humana, la cual, como toda estafa,
es posible gracias a la negligencia o ignorancia del estafado, y la astucia y
malicia del estafador. De esta manera, el mayor de los estafadores destruye
todo conocimiento y toda relación verdadera entre Dios y vos, ofreciéndote algún ídolo, o un
falso cristo, un falso evangelio, una falsa religión, una fe en la inexistencia de Dios, o cualquier otra cosa que mantenga
tu alma bajo su poderosa influencia, la cual tiene por finalidad tu perdición.
Por eso, el verdadero Jesús no
vino a dejarnos frases bonitas, sino a dar testimonio de la verdad. Así podemos escucharle decir cosas como la siguiente:
"... el diablo,...ha sido homicida desde el principio, y no ha
permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de
suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira." (Juan 8:44)
Y el enviado del Señor también afirmó por escrito: "Pero si nuestro evangelio
está aún encubierto, entre los que se pierden está encubierto; en los cuales el dios de este siglo cegó el entendimiento
de los incrédulos, para que no les resplandezca la luz del evangelio de la
gloria de Cristo, el cual es la imagen de Dios." (2 Corintios 4:3-4)
Estafar, cegar, mentir, engañar,
tales son las artimañas con las cuales el padre de la mentira mantiene tu
entendimiento privado de la verdad acerca de Cristo.
Por eso no puedo menos que
recordarte que hay un Dios verdadero que antepuso la muerte como ineludible
recordatorio de que, no sólo somos polvo que en breve ha de volver al polvo,
sino también almas que en breve comparecerán ante el mismo Jesús que hoy nos
habla desde los Evangelios, de modo que aún hoy le oímos decir:
"Al
que oye mis palabras, y no las guarda, yo no le juzgo; porque no he venido a
juzgar al mundo, sino a salvar al mundo. El que me rechaza, y no recibe mis
palabras, tiene quien le juzgue; la palabra que he hablado, ella le juzgará en
el día postrero." (Juan 12:47-48)
"... en el día en que Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los
hombres, conforme a mi evangelio." escribió el apóstol Pablo en su carta a los Romanos (cap. 2, v. 16)
No te dejes estafar, prestá
atención a las palabras de Jesucristo, porque hay muchos mintiendo, falsificando, engañando y
tratando de que no llegues a él, porque la gran buena noticia de la historia es
que si bien "la paga del pecado es muerte,... la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor
nuestro." (Romanos 6:23)
Creer en Él es recibir el invaluable testimonio de sus palabras.
N.M.G.
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