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Arrepentimiento y Gracia: el humilde recibe, el soberbio rechaza

                                    

 ADVERTENCIA:
El siguiente mensaje no tiene la intención de entretener, adular o consentir pareceres personales. Responde a la necesidad impuesta por Dios mismo de que el hombre escuche la verdad y la crea.




“Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios, diciendo: El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio.” (Marcos 1:14-15)

“Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes.” (Santiago 4:6)


“Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, ni de mí, preso suyo, sino participa de las aflicciones por el evangelio según el poder de Dios, quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos, pero que ahora ha sido manifestada por la aparición de nuestro Salvador Jesucristo, el cual quitó la muerte y sacó a luz la vida y la inmortalidad por el evangelio” (2 Timoteo 1:8-10)



      Un amigo dice que para él la muerte es lo que le da sentido a la vida. Me pregunto si con la misma lógica no podríamos afirmar que el juicio final de Dios sobre nuestra vida le da peso a nuestras decisiones. Al fin de cuentas, todas las religiones y creencias existen porque hay un sentido de trascendencia, de un más allá en el que estaremos conscientes después de morir.

De todas las cosas que peor suenan en los oídos modernos es la advertencia de un castigo real sobre todos los que rechacen la reconciliación con Dios.
Refugiados en la incredulidad o en la búsqueda de cualquier otra creencia que niegue esa necesidad de reconciliarse, los hombres y mujeres se ríen y burlan de semejante afirmación.
Sin embargo, no conozco ningún hombre que no quiera escapar a las injusticias, las desgracias, la maldad, la enfermedad y la muerte.
Y aunque el Evangelio de Jesucristo anuncia el mensaje que nos salva gratuitamente de nuestro repudio hacia la Ley de Dios, innumerables personas lo desprecian y siguen su camino sin importarles cuál es el costo de haber rechazado el rescate que significó la muerte de Cristo por los pecados del mundo.
"Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación. Así que, somos embajadores en nombre de Cristo, como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios.
Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él." (2 Corintios 5:19-21)
"Cristo padeció una sola vez por los pecados, el justo por los injustos, para llevarnos a Dios" (1 Pedro 3:18)


¿Por qué habríamos de descuidar el mayor de los regalos? ¿Con qué justificaríamos el haber despreciado la muerte del Hijo de Dios? 

Pido disculpas a los que están cansados de este tipo de recordatorio, pero el peor error que podemos cometer es tomar el Evangelio a la ligera o en broma, defraudando así nuestra propia alma. Antes bien, cumplo con un deber al traer a tus oídos lo que está escrito ¡para tu propio bien!

Jesús dijo: "Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.
El que en él cree, no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.
Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas.
Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean reprendidas." (Juan cap 3)

"Si recibimos el testimonio de los hombres, mayor es el testimonio de Dios; porque este es el testimonio con que Dios ha testificado acerca de su Hijo.
El que cree en el Hijo de Dios, tiene el testimonio en sí mismo; el que no cree a Dios, le ha hecho mentiroso, porque no ha creído en el testimonio que Dios ha dado acerca de su Hijo. Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo" (1 Juan 5:9-11)

Y cuando Jesús al final del capitulo 3 del Evangelio de Juan dice que "El Padre ama al Hijo, y todas las cosas ha entregado en su mano. El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él", está advirtiendo que cuando alguien rechaza el sacrificio del unigénito Hijo de Dios para salvación, Dios mismo hará que pagues el precio de la justicia por la que Cristo murió.

Así que, recordemos la palabra inspirada por Dios: "Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios.
 La voz de Jehová clama a la ciudad; es sabio temer a tu nombre. Prestad atención al castigo, y a quien lo establece." (Miqueas 6:8-9)

"Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria, y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos. Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda... E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna."(Mateo25)

El mayor problema del hombre y la mujer, hoy, se sintetiza en este punto: su respuesta sobre si lo que Jesús dijo fue veráz o no. Si sus palabras nos dicen la verdad, entonces no has perdido ni un segundo de tu tiempo al leer este texto, por cuanto “Dios nuestro Salvador,… quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad. Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre, el cual se dio a sí mismo en rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su debido tiempo.” (2 Timoteo 2:3-6). Amén.

Dios te bendiga.
N.M.G.

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