El escritor cristiano A. W. Tozer escribió:
“Padecemos una extraña amnesia espiritual y no logramos recordar quiénes somos
o por qué estamos aquí. Buscamos a nuestro alrededor una explicación de nuestra
existencia. Lamentablemente, los hombres y las mujeres que padecen este
problema buscan respuestas en cualquier persona que les ofrezca una esperanza.
Con demasiada frecuencia obtienen respuestas equivocadas de quienes poseen la
integridad menos creíble de todas, por no mencionar sus propósitos retorcidos.
Pregúntele a un licenciado universitario joven:
-
Bob, ¿por qué estás aquí?
-
Quiero casarme. Me gustaría
ganar dinero y también viajar.
-
- Pero escucha, Bob, esas son
metas cortas de miras. Una vez que las alcances, envejecerás y morirás. ¿Cuál
es el propósito importante que gobierna tu vida?
Con una mirada de extrañeza, es posible que Bob responda:
-
No sé si tengo algún
propósito en la vida.
-
… A pesar de esta confusión, intentamos seguir adelante como sea.
Viajamos, jugamos al golf, conducimos coches, comemos, dormimos, contemplamos
cosas hermosas; pero todos estos son aspectos insatisfactorios de nuestra vida.
El enemigo del alma humana ha saboteado con éxito esta búsqueda de
identidad moral y espiritual. Hace todo lo que esté en su mano poderosa para impedir
que descubramos quiénes y qué somos. … Ofrece todo lo que queramos para impedir
que encontremos la solución correcta. Lamentablemente, tiene muchos seguidores.
¿Dónde podemos encontrar una respuesta a este dilema? ¿Qué
autoridad de este mundo puede llevarnos a una comprensión de por qué estamos
aquí?
Afortunadamente para nosotros, la Biblia es esta autoridad y
nos explica por qué estamos aquí.”
Más adelante dice: “En el mundo creado por Dios,
nada carece de significado o de propósito. La ciencia intenta descubrir el
sentido de las cosas y la relación de unas con otras, sus interacciones y sus
efectos mutuos. Esto es la ciencia… No obstante, la ciencia y los científicos
sólo tratan las cuestiones a corto plazo y nunca tienen el propósito global de
estudiar al hombre como ser creado a imagen de Dios.
Es cierto que la ciencia ha hecho grandes progresos para erradicar
algunas enfermedades que en generaciones anteriores arrebataron miles de vidas.
… la ciencia puede librar a un niño de la difteria; salvar a un adolescente de
la viruela; evitar que un hombre de veinte años contraiga polio; impedir que un
hombre de cincuenta padezca un ataque al corazón y preservar su buena salud
hasta los noventa años. Pero la pregunta que planteo es: si ese hombre aún no
sabe por qué está aquí, ¿de qué le sirve?
Si no sabe por qué está
en este mundo ni cuál es su propósito, lo único que hace la medicina es
perpetuar una vida carente de dirección o de significado. Si una persona vive
sólo porque es una alternativa mejor que morir, ¿de qué sirve?
… La ciencia puede mantenerlo con vida para que tenga más tiempo
para pensar en todo esto, pero nunca le ofrecerá la respuesta a cuál es el
propósito de su vida.”
Tomado del libro de A. W. Tozer, “Diseñados para Adorar” Ed. Portavoz.
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