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La Postnavidad




Este post surge a raíz de la lectura de un mensaje que pregonaba paz, buenos deseos y justicia para las personas necesitadas, trabajadores, victimas, etc. que alguien escribió en el marco del "espíritu navideño" pero sin señalar en ningún momento a Aquel que vino al mundo para salvarnos de nosotros mismos y por quien ha tenido lugar la celebración que se conoce como "Navidad".

¿Paz verdadera sin reconocer al Principe de Paz? ¿Desear paz sin aceptar el Evangelio de la Paz? ¿Tratar de salvarse a uno mismo o a los demás sin reconocer al Salvador del mundo? ¿Clamar por justicia sin señalar al único Juez de toda la tierra? ¿Pretender sincero perdón, amor y buena voluntad entre los hombres sin reconocer al mayor ejemplo de amor, humildad, mansedumbre y perdón sacrificial por el prójimo del que fue testigo la historia humana?

Consideremos la palabra que Dios le dio a uno de sus grandes profetas en la antiguedad: "Porque dos males ha hecho mi pueblo: me dejaron a mí, fuente de agua viva, y cavaron para sí cisternas, cisternas rotas que no retienen agua." Jeremías 2:13.

Los que en otros tiempos fueron pueblos cristianos ("cristiandad"), hoy se han convertido en sociedades que niegan la autoridad y singularidad de Jesús, personas enemigas de Dios en sus pensamientos, pero que se jactan de sus "buenas obras". 
Sin embargo ¿qué estamos cosechado? Injusticia, violencia doméstica, maldad y toda clase de males, crecen cada año. ¿Por qué? Porque vivimos en el mundo de quienes "habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido. Profesando ser sabios, se hicieron necios,... Y como ellos no aprobaron tener en cuenta a Dios, Dios los entregó a una mente reprobada, para hacer cosas que no convienen; estando atestados de toda injusticia, fornicación, perversidad, avaricia, maldad; llenos de envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades; murmuradores, detractores, aborrecedores de Dios, injuriosos, soberbios, altivos, inventores de males, desobedientes a los padres, necios, desleales, sin afecto natural, implacables, sin misericordia; quienes habiendo entendido el juicio de Dios, que los que practican tales cosas son dignos de muerte, no sólo las hacen, sino que también se complacen con los que las practican." (Romanos 1).

Por eso, es necesario oír la palabra de Dios antes que la de los hombres, así que, como está escrito:
"¡Escuchen! El brazo del Señor no es demasiado débil para no salvarlos, ni su oído demasiado sordo para no oír su clamor.
2 Son sus pecados los que los han separado de Dios.
A causa de esos pecados, él se alejó
y ya no los escuchará.
3 Las manos de ustedes son manos de asesinos,
y tienen los dedos sucios de pecado.
Sus labios están llenos de mentiras
y su boca vomita corrupción.
4 A nadie le importa ser justo y honrado;
las demandas legales de la gente se basan en mentiras.
Conciben malas acciones
y después dan a luz el pecado.
5 Incuban serpientes mortales
y tejen telas de araña.
El que coma sus huevos morirá;
al que los rompa le saldrán víboras.
6 Con sus telas de araña no se puede hacer ropa
y nada de lo que ellos hacen es útil.
Todo lo que hacen está lleno de pecado,
y la violencia es su sello característico.
7 Sus pies corren para hacer lo malo
y se apresuran a matar.
Solo piensan en pecar;
siempre hay sufrimiento y destrucción en sus caminos.
8 No saben dónde encontrar paz
o qué significa ser justo y bueno.
Han trazado caminos torcidos
y quienes los siguen no conocen un momento de paz.
9 Por eso no hay justicia entre nosotros
y no sabemos nada acerca de vivir con rectitud.
Buscamos luz, pero solo encontramos oscuridad;
buscamos cielos radiantes, pero caminamos en tinieblas.
10 Andamos a tientas, como los ciegos junto a una pared,
palpando para encontrar el camino, como la gente que no tiene ojos.
Hasta en lo más radiante del mediodía,
tropezamos como si estuviera oscuro.
Entre los vivos,
somos como los muertos.
11 Gruñimos como osos hambrientos;
gemimos como el arrullo lastimero de las palomas.
Buscamos la justicia, pero nunca llega;
buscamos el rescate, pero está muy lejos de nosotros.
12 Pues nuestros pecados se han acumulado ante Dios
y testifican en contra de nosotros.
Así es, sabemos muy bien lo pecadores que somos.
13 Sabemos que nos hemos rebelado contra el Señor y también lo hemos negado;
le hemos dado la espalda a nuestro Dios.
Sabemos que hemos sido injustos y opresores,
preparando con cuidado nuestras mentiras engañosas.
14 Nuestros tribunales se oponen a los justos,
y no se encuentra justicia por ninguna parte.
La verdad tropieza por las calles
y la honradez ha sido declarada ilegal.
15 Sí, la verdad ha desaparecido
y se ataca a todo el que abandona la maldad." (Isaías 59)
Abandonar la maldad comienza por dejar de negar al único Dios verdadero, el mismo que nos dio la vida y todo lo que nos rodea y venir a la reconciliación del evangelio por medio de Jesús el Cristo. A cualquiera que no reconozca esto Dios le habla:
"Hijos de los hombres, ¿hasta cuándo volveréis mi honra en infamia,
Amaréis la vanidad, y buscaréis la mentira?" (Salmo 4:2)

La paz verdadera, el amor sincero, la gracia de Dios, ameritan detenernos, leer con atención, y buscar la verdad del Señor, hasta estar plenamente convencidos por su revelación.
Si has leído hasta acá, ¡es una buena señal!
Dios te bendiga

N.M.G.

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