“… Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta
ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan; por
cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por
aquel varón a quien designó, dando fe a todos (*demostrando, o dando pruebas de
quien es ese varón) con haberle levantado de los muertos. Pero cuando oyeron lo
de la resurrección de los muertos, unos se burlaban, y otros decían: Ya te
oiremos acerca de esto otra vez. Y así Pablo salió de en medio de ellos. Mas
algunos creyeron, juntándose con él…” (Hechos 17:30-34 *nota añadida)
"A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia; amando a Jehová tu Dios, atendiendo a su voz, y siguiéndole a él; porque él es vida para ti, y prolongación de tus días" (Deuteronomio 30:19-20)
Usted es responsable, cuando tiene la
obligación de actuar en consecuencia o en respuesta a algo. Decimos que alguien
es responsable cuando, sabiendo, conociendo, o debiendo conocer algo, debía
actuar de cierta forma. Una persona tiene la responsabilidad de cumplir sus
obligaciones sólo cuando llega a cierta edad. Un bebé, no tiene ninguna
responsabilidad, porque no tiene la capacidad para cargar con ninguna
obligación. Sólo en la medida que el ser humano se desarrolla, va adquiriendo
capacidad para ser responsable. En el mundo jurídico, se establece la llegada
de esta plena capacidad a la edad de 18 años, en el caso de la legislación
argentina.
La capacidad para ser responsables es fundamental cuando
hablamos por ejemplo de la infracción de una norma penal. Sólo quien comprende sus
actos puede ser condenado a una pena. Una persona incapaz de razonar, no puede
ser responsabilizada por un delito.
Así, todos podemos estar de acuerdo en que, la responsabilidad de
un ser humano, es la obligación de actuar de cierta forma, cuando tiene la capacidad
para ello, y que no hacerlo conlleva el reproche de su conducta, que es el
fundamento del castigo o la deuda. La incredulidad resulta entonces reprochable cuando usted es confrontado con un testimonio verdadero, históricamente contrastable y asentado en documentos auténticos.
Pero más allá de la responsabilidad humana en relación a la veracidad del evangelio que anunciamos, en el mundo teológico existe un gran debate respecto a la
elección de Dios y la salvación de los seres humanos. Este debate consiste,
básicamente, en si Dios elige y determina a quien salvará (debido a que es Soberano) o si
ha puesto esa elección en manos de cada hombre y mujer, que entonces podrá elegir la salvación o la condenación (siendo la salvación solo dada a aquellos
que son parte del nuevo pacto del perdón de pecados "en Cristo").
Algunos han sostenido que si Dios dejara la elección en manos
de sus criaturas, ya no sería Soberano, en el sentido de que la salvación del
alma escaparía a su voluntad. Sin embargo, la Escritura por pluma del apóstol
Pablo afirma que Dios “quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al
conocimiento de la verdad. Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre
Dios y los hombres, Jesucristo hombre, el cual se dio a sí mismo en rescate por
todos, de lo cual se dio testimonio a su debido tiempo” (1 Timoteo 2:4-6).
Que Dios quiera que los hombres vengan al conocimiento de la verdad para ser salvos, es algo que se ha cumplido a lo largo y ancho de la Historia, tal como escribió el apóstol en su carta a Timoteo que acabamos de citar, al decir que Jesús, el Cristo: “se dio a sí mismo en rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su debido tiempo”. Así, queda claro que el Dios soberano escogió, como dice la Escritura: “salvar a los creyentes por la locura de la predicación” (1 Corintios 1:21). Notemos que si bien el rescate es suficiente para todos, no todos lo reciben.
Así, el testimonio de la obra de Jesucristo por medio de la
predicación es el cumplimiento de la voluntad de Dios para la salvación de los
seres humanos, tal y como el propio Señor Jesús les respondió a los judíos
cuando le preguntaron: “¿Qué debemos hacer para poner en práctica las obras
de Dios? Respondió Jesús y les dijo: Esta es la obra de Dios, que creáis en el
que él ha enviado.” (Juan 6:28-29).
Llegados a este punto, debemos preguntarnos, si Dios ha dado
a su único Hijo en sacrificio para la salvación de los pecadores, y ha dado
testimonio “para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida
eterna” (Juan 3:16), ¿quién es responsable de rechazar la reconciliación que se
nos ofrece por medio de la predicación?
Podemos ver que la voluntad de Dios es salvar a todo
aquel que viene a los pies de Cristo reconociéndose pecador, lo cual se cumple, pero no de una
manera automática, mecánica, sino de una manera auténticamente libre, en el
sentido que todo ser humano tiene la capacidad para responder al mensaje del evangelio, de manera libre y consciente, de modo que cuando el Señor les preguntó a sus
discípulos si ellos también querían irse, luego de que muchos dejaran de seguirlo,
la respuesta estaba en cabeza de los discípulos (ver Juan 6:64-68), en tanto que Dios busca
verdaderos adoradores, en espíritu y en verdad, no meras máquinas biológicas
programadas para obedecerlo. Esta última observación me recuerda la respuesta
que me dio la Inteligencia Artificial a raíz de una serie de preguntas que le planteé:
ChatGPT
“…En última instancia, la
creencia en la existencia de Dios es una cuestión de fe, interpretación y
elección personal, que puede basarse en una variedad de consideraciones más
allá de la lógica puramente formal.”
User
Estoy de acuerdo con el
último párrafo de tu respuesta. Fe, interpretación y elección personal. ¿Tú
puedes elegir creer?
ChatGPT
Como modelo de
inteligencia artificial, no tengo la capacidad de creencias o elecciones
personales. No tengo conciencia ni libre albedrío, por lo que no puedo tomar
decisiones ni elegir creer en algo.
Mi función es
proporcionar información y responder preguntas basándome en el conocimiento y
los patrones que se han presentado en mis datos de entrenamiento. Mi objetivo
es ayudarte a comprender diferentes perspectivas y proporcionar información
objetiva en la medida de mis capacidades como modelo de lenguaje.
La creencia es una experiencia subjetiva y personal que se encuentra en el dominio de los seres humanos y su conciencia. Cada individuo tiene la capacidad de elegir en qué creer y cómo interpretar el mundo que le rodea. (Fin del diálogo).
Dios nos ha dado la sagrada capacidad de elegir. Él quiere que seamos salvos por medio de la verdad que se predica en el evangelio (la buena noticia de la obra de Cristo, quien murió y resucitó para nuestra redención). En igual sentido leemos las palabras: "Por lo cual, hermanos, tanto más procurad hacer firme vuestra vocación y elección" (2 Pedro 1:10).
Es imposible hacer responsable al dador del regalo, por el
rechazo de aquellos a quienes el regalo les es ofrecido.
Dios ha extendido su regalo para salvación a todos los que
abren sus oídos al testimonio de Cristo.
¿Tomarás en tus manos la dádiva de Dios? ¿Cuál será tu respuesta al evangelio?
“Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios
es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.” (Romanos 6:23)
Esta dádiva de Dios es dada a los humildes, los pobres en espíritu, los que se reconocen necesitados de la misericordia de Dios. Por eso, Dios extiende su gracia a quien Él quiere, y por la Escritura sabemos que "Dios resiste a los soberbios, pero da gracia a los humildes" (Santiago 4:6).
Por lo tanto, Dios en su presciencia siempre ha sabido quienes son suyos (ver Juan 17:6), y les ha provisto un Camino de regreso a Él, por eso, todo aquel que es de la verdad, recibe con gozo las palabras de Jesucristo, y creyendo comienza su viaje de regreso a las moradas eternas:
"Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí." (Juan 14:6)
Dios te bendiga
N.M.G.
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